IVº ESNA en Managua

Empezó el IVº Encuentro Sindical Nuestra América. Se está desarrollando desde hoy, 25 de agosto y se prolonga hasta el sábado 27. La primera actividad fue una emotiva iniciativa en solidaridad con los 5 héroes cubanos presos en EEUU desde hace 13 años!!! La presencia de la madre de uno de ellos adicionó emotividad al acto, cerrado con la propuesta de Tomás Borge, líder fundador del FSLN, para avanzar en una campaña de junta de firmas en nuestros países para inundar de reclamos a Obama para que resuelva con la prerrogativa presidencial a los efectos de liberar a los prisioneros de la injusta situación a que están sometidos. Una importante condena leyó el padre miguel D´ Escoto ex canciller de la revolución sandinista. El ESNA se comprometió con la campaña.
El acto inaugural del ESNA contó con la presencia de una numerosa delegación local de trabajadores, agrupados en el Frente Nacional de Trabajadores, que coordina la tarea política entre los trabajadores de Nicaragua. Junto a ellos se mencionaron a 300 delegados de 140 organizaciones de trabajadores de 27 países, mayoritariamente de nuestra América, pero también de Europa y África. Los saludos iniciales estuvieron a cargo de los organizadores locales, quienes explicaron los desafíos del gobierno sandinista ante la renovación presidencial, informando que esta etapa es la segunda época de la revolución, pues la primera aconteció entre 1979 (triunfo de la insurrección) y 1990 con la derrota electoral. La segunda etapa se inició con el triunfo en las urnas del gobierno de coalición encabezado por el FSLN y que se apresta a renovar con un 60% de adhesiones según las encuestas y un amplio trabajo de organización territorial y social, especialmente entre los trabajadores. Se sumaron los saludos del responsable de la FSM-Américas y del titular de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) con un importante destaque de lo actuado por el ESNA, enfatizando que el problema a resolver en la Crisis capitalista en curso es la impugnación total del sistema y construir la posibilidad del socialismo, en el sentido de la búsqueda que construye Cuba.
Clausuró el acto inaugural el coordinador del ESNA presentando los principales logros de una iniciativa política de unidad de los trabajadores y el desafío a desarrollar, temas que serán discutidos en los próximos días en talleres de discusión, los que se perfilan de gran debate de ideas. Por un lado, por el contexto de la agresión de la OTAN a Libia, condenada en variadas ocasiones por diversas intervenciones y especialmente desde la barra de participantes. En las propias calles de Managua se podía observar movilizaciones de solidaridad con la lucha del pueblo libio contra la invasión y militarización del país africano. Por otro lado, la crisis capitalista concentra la atención de la discusión. Es que, como se afirmó desde la CTC, no alcanza con el crecimiento económico de cada país o de la región para considerar que se está afuera de la crisis. Es que el crecimiento económico es crecimiento del capitalismo y lo que debe discutirse es la superación del capitalismo. Hay necesidad de instalar en la conciencia de los trabajadores y de los pueblos la lucha por el socialismo.
Managua, 25 de agosto de 2011

En el campo se votó con el bolsillo

Al comienzo de la saga Kirchner-Fernández, en plena pampa húmeda, una hectárea de campo se ofrecía a unos 5.000 dólares y ahora ronda los 20.000 de esa moneda. Al fin de la convertibilidad el valor oscilaba en los 3.000 dólares aproximadamente, con lo cual, devaluación mediante, el valor actual podría rondar los 12.000 de la moneda estadounidense y sin embargo escala un 60% por encima. Solo por considerar la ecuación patrimonial, pues si lo ponemos en términos de rentabilidad por operaciones, los argumentos favorables a los bolsillos de los propietarios de campos, la situación de beneficio se multiplica. El precio de la soja y otras producciones creció, tanto como la frontera agropecuaria, los rindes y la factura por ventas, pese a mayores costos e inflación. Ocurre lo mismo con la menguada producción pecuaria, que aún con la disminución del stock ganadero y precios en alza, las cuentas bancarias de los que se mantuvieron fueron de engorde, no solo de los vacunos. El record en el consumo de autos y ladrillos en las ciudades se explica en buena medida por las bonanzas del modelo productivo agrario, de extensión de la biogenética y la exportación para posicionar al país como importante proveedor de recursos naturales, alimentos, agua, tierra y derivados con escaso valor agregado.
He aquí una primera explicación de porqué algunos sectores medios y altos de la ruralidad argentina le dio el voto al oficialismo. ¿Qué opción había para cambiar? Las protestas del 2008 dejaron su sello y la realidad es que la oposición no pudo construir una propuesta estimulante y el oficialismo corrigió algunas políticas y se acercó ganando adeptos a sus políticas. Unos no pudieron capitalizar el descontento en este tiempo y los otros aprendieron y morigeraron el alcance de la propuesta originaria buscando recomponer alianzas con el sector agrario. Claro que existe otro campo que no entra en la consideración general, y remite a la agricultura familiar, la economía campesina y de pequeños productores que mantienen su producción en difíciles condiciones. Son también las comunidades agrarias asociadas a pueblos originarios, e incluso población rural que protagoniza la protesta por las fumigaciones desde su hábitat de pequeños pueblos, cuyo voto debiera analizarse con mayor detenimiento.
Hay que considerar que la revolución agraria se asocia a una mayor “urbanidad” de la familia que vive del “campo” y ello supone una cultura de consumo favorecida por años de crecimiento económico sesgado a sectores medios y altos. La sensación de bonanza económica, en medio de una crisis mundial, explica el triunfo de los oficialismos, tanto provinciales (Capital, Santa Fe, Córdoba) como ahora para el oficialismo nacional en estas elecciones primarias. El voto del agro “hegemónico” voto Macri, Binner, De la Sota y Fernández. Ninguno de los cuatro discute el “modelo productivo”, en todo caso discute la fiscalidad, las retenciones, su volumen y destino, pero no la esencia del uso del suelo, el agua y los como de la producción y el destino de la producción.

Consejo Suramericano de Economía y Finanzas

Pensada para junio pasado, finalmente se realizó el viernes 12 de agosto en Buenos Aires la reunión de los ministros de economía y presidentes de bancos centrales de la UNASUR. Surgió allí el Consejo Suramericano de Economía y Finanzas para pensar, en la coyuntura, estrategias comunes de la región ante las “turbulencias” de la crisis mundial, según relató el anfitrión, el ministro argentino y candidato a vicepresidente por el oficialismo.
La reunión ocurre en una semana de recrudecimiento de la crisis, principalmente entre los principales países del capitalismo. En principio, vale mencionar que era hora que se asumiera entre los gobiernos de la región que la crisis es “mundial” y que por lo tanto, pese a los datos del crecimiento, superior al registro mundial, el problema es “global” y puede tener impacto en nuestros países. Es un cambio en el discurso, supone una modificación en el diagnóstico y el ámbito del análisis compartido, pese a las evidentes diferencias de políticas nacionales, excluye a la potencia hegemónica del continente y el mundo, nada menos que EEUU, epicentro de la crisis.
Entre las medidas que empiezan a diseñarse se destacan el fondo latinoamericano de reservas; el uso de monedas locales en el intercambio regional para des-dolarizar; la aceleración y extensión del Banco del Sur y la discusión sobre la banca de desarrollo regional (Corporación Andina de Fomento, CAF, y el Banco Interamericano de Desarrollo, BID). Todo para discutirse en los próximos meses y a considerar su instrumentación de cara a las próximas cumbres presidenciales.
El conjunto de medidas apunta a consolidar un “blindaje” regional para reducir la vulnerabilidad externa de los países integrantes del bloque ante la profundidad de la crisis. Las alusiones a la no resolución de la “crisis del 2008” remiten a las preocupaciones latentes ante una recidiva de la recesión mundial ocurrida durante el 2009 y que se espera en el corto plazo, con las regresivas consecuencias sobre el empleo y la calidad de vida de la población empobrecida.
Las finanzas y el comercio en el centro de preocupación
Lo publicitado son medidas en el campo de las finanzas que ponen  en discusión el destino de cuantiosas reservas internacionales, donde solo Brasil acumula 350.000 millones de dólares y la Argentina algo más de 50.000 millones de la moneda estadounidense. Son recursos que hoy abonan las dificultades financieras de los países en crisis y los planes de expansión del déficit que sostienen cuantiosos gastos militares y de subsidios y “salvatajes” a empresas en crisis.
Parte de la discusión se concentra en fortalecer el existente Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), integrado por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela, que fuera constituido en 1978 y cuya sede está en Bogotá, o en crear uno nuevo. Es una decisión a discutir principalmente en Brasil y Argentina, por ahora afuera del FLAR.
El fondo existente (o a crear) interviene en la captación de recursos en el mercado de capitales, emitiendo títulos de deuda, para asistir a países que pudieran verse afectados por situaciones críticas. La combinación de ese fondo con la propuesta de aceleración y extensión en la creación del Banco del Sur se orienta a satisfacer urgencias financieras con una orientación del crédito de desarrollo en el mediano plazo. El debate no solo se concentró en el nuevo banco, sino en la utilidad de los bancos de desarrollo en funcionamiento, sea el BID controlado por las principales potencias, o la CAF funcional a la acumulación transnacional de capitales.
Pero también constituyen medidas que pretenden actuar en el campo del comercio regional, impulsando los mecanismos de compensación de intercambios con monedas locales, extendiendo las experiencias del Sistema Único de Compensación Regional (S.U.C.RE), desarrollado entre los países integrantes del ALBA y/o el Sistema de Pagos en Monedas Locales (SML), entre Brasil y Argentina. Hay que destacar esta experimentación des-dolarizadora, al tiempo que debe señalarse la escasa incidencia de actores económicos y operaciones de comercio exterior involucrada en ambos sistemas, lo que evidencia la subordinación a la compensación en divisas de quienes definen el comercio internacional en nuestros países, sean empresarios o burocracias estatales.
Con los anuncios, se evidenció la ausencia en la discusión sobre articulaciones productivas para hacer realidad un desarrollo compartido que afirme las soberanías alimentarias o energéticas, con un modelo de desarrollo en defensa de los bienes comunes, el cuidado de la naturaleza y la promoción del “buen vivir” de la totalidad de la población.
La conciencia compartida incluye medidas defensivas en lo financiero y lo comercial, constituyendo una asignatura pendiente el debate sobre el “modelo productivo y de desarrollo” que en definitiva condiciona la circulación, o sea, el comercio y las finanzas; y más aún, pasar de medidas defensivas a una concepción de ofensiva, lo que supone discutir el orden mundial capitalista en crisis. Y claro, quizá ello sea demasiado pedir a un conglomerado de países, que aún excluyendo a EEUU, contienen en su seno proyectos de promoción del socialismo con defensores y promotores del capitalismo.
La participación popular ausente en la gestión de la crisis
Vale también mencionar, entre otras cuestiones, que un centenar de representativas organizaciones sociales y personalidades de nuestra América, entre los que resalta Adolfo Pérez Esquivel, el Premio Nobel de la Paz 1980, cuestionaron el carácter de “reunión a puertas cerradas” del cónclave económico.
El reclamo parte por no haber sido recibidos para un encuentro de debate de los movimientos con los funcionarios para discutir opiniones sobre el qué hacer ante la crisis. Es que los movimientos tienen sus propias reivindicaciones, estudios y propuestas, que volcaron por escrito y presentaron sus reflexiones y demandas ante el flamante Consejo Económico de UNASUR.
En el petitorio suscripto por las organizaciones se considera el desafío que supone la integración regional en la perspectiva de la defensa de los derechos de la población y el cuidado de la naturaleza, contra el accionar depredador y la especulación del sistema capitalista.
La demanda apunta a considerar la opinión de los pueblos, más allá de la discusión entre los representantes de los gobiernos. La cuestión es que no se trata solamente de generar instrumentos defensivos para limitar el impacto de la crisis, sino de involucrar a la sociedad mediante mecanismos participativos en la toma de decisiones sobre los usos de los recursos públicos, sean en los fondos de reservas o en la banca de desarrollo.
Es que muchas buenas intenciones de políticas económicas o sociales terminan gestionadas burocráticamente para reproducir modelos de gestión que afirman la situación que pretende resolverse. Así, la operatoria de la banca de desarrollo tradicional, sea el Banco Mundial, el BID u otros similares fortalecen el modelo productivo que origina la actual crisis alimentaria, medioambiental, energética, financiera y económica. Por ello la exigencia de protagonizar con participación popular las instancias de decisión en el Banco del Sur, o habilitar la contribución ciudadana en la instrumentación de auditorías de las deudas públicas, tal como resulta de la experiencia ecuatoriana, especialmente cuando el tema del endeudamiento de los principales Estados capitalistas vuelve a la escena mundial, nada menos que impulsando ajustes sociales que deterioran la vida de millones de personas.
Resulta auspiciosa la constitución de un ámbito de discusión sobre asuntos económicos en la región sudamericana, claro que debe reconocerse la diversidad y antagonismo de los procesos nacionales en curso en los diferentes países. La voz y el interés de los pueblos debe resonar en la nueva institucionalidad para interponer un criterio que pueda ir más allá de un escudo defensivo ante la amenaza externa y pueda expresarse una voluntad comprometida con otro mundo posible y necesario.

La crisis es mundial, induce ajustes y malestar

Desde agosto del 2007 la crisis se manifiesta de variadas formas y en distintos territorios. Aparece como hipotecaria, bursátil, financiera, económica; como alimentaria, energética, medioambiental; en EEUU, en Europa o en algunos de los países que integran la Unión, en Japón, o incluso en todos ellos a la vez. A veces, el fenómeno aparece como desaceleración de la economía mundial, o de un grupo de países, especialmente entre los capitalistas desarrollados, y en otras ocasiones se verifica la recesión global como en el 2009. Ahora se sustenta que puede haber otra recaída recesiva, alimentando la teoría de la “w”, como una caída seguida de una recuperación, e inmediatamente una nueva recaída, lo que supone también una cercana perspectiva de recuperación. Ello nos lleva a pensar en tiempos de ciclo, de que “siempre que llovió paró”, y solo hay que usar paraguas, que en nuestro caso se consigue con el “ajuste” que afecta a los sectores más empobrecidos de la sociedad. Se explica que el problema es el sobreendeudamiento derivado de gigantescos déficit fiscales y por lo tanto no queda otra que reducir el “déficit”, apuntando principalmente a un gasto social engordado en tiempos de “bienestar”, de bonanzas económicas y que hoy, ante las malas nuevas, no queda otra que revertir “beneficios sociales” diversos, en educación, en salud o en previsión social. Algunos consienten que también habrá que reducir algo el gasto de defensa, aunque no se piensa en eliminarlo sustancialmente o en su totalidad. Claro que habrá quienes remitan a más de 5 millones de personas trabajando solo en el complejo militar industrial estadounidense y preocupados por el empleo no tienen mejor opción que apostar a la continuidad del trabajo improductivo que supone la producción de armamentos y la economía de guerra e invasión que sostiene la dominación de EEUU y su desarrollo económico en crisis.
En rigor, lo que queremos apuntar a que la crisis, no es griega, española, o estadounidense; ni transitoria, ni cíclica. Estamos en un momento de evidente crisis mundial de la economía y la sociedad capitalista. El capital más concentrado, de carácter transnacional, tiene límites para asegurar la producción de ganancias y por ende la acumulación de capitales que asegura la permanente valorización del capital, objetivo histórico y lógico del capitalismo. No quiere decir que algunos capitales no sean rentables, incluso altamente rentables, como es evidente en materia de comunicaciones, de biotecnología, entre otros. Lo que apuntamos a señalar es que la caída de las bolsas está anticipando los problemas de valorización de los capitales. No se trata de un problema “financiero”, o de financiarización de la economía mundial como algunos sugieren. No es el problema de la especulación, sino del modelo productivo y de desarrollo en su conjunto. Es el “modelo” que contamina y genera gases tóxicos, que produce combustible con producción agraria, históricamente destinada a alimentar personas y agudizando el problema del hambre. Esa forma de producción requiere y demanda estas formas de circulación del dinero, de las mercancías, los servicios y el propio capital, forzando aperturas de mercados para la libre circulación, al tiempo que se cierran las fronteras para la circulación de las personas. La lógica de la valorización por encima de la satisfacción de necesidades mínimas de poblaciones que en masa intentan abandonar territorios del empobrecimiento para terminar re-territorializando la pobreza y el conflicto en sociedades autodenominadas “desarrolladas” que hoy se consumen en el fuego de la discriminación.
El fenómeno de la crisis se presenta localizado, pero es mundial. Es un problema, ya que las soluciones se presentan nacionales. Así se argumenta que Grecia, España o EEUU tienen que hacer su ajuste para salir de la crisis. Si el problema es la deuda griega o de EEUU, la “solución” ofrecida es el salvataje para cumplir con los acreedores, la banca transnacional. Así se explican los salvatajes millonarios a la gran banca y a las grandes consorcios empresarios de la administración Bush por 700.000 millones de dólares, y pocos meses después bajo gobierno Obama de otros 800.000 millones de dólares, en el mismo camino de los variados salvatajes del Banco Central Europeo y los gobiernos de la Unión Europea para evitar el default de algunos países y la quiebra de bancos transnacionales. Lo que no aparece es el salvataje de los millones de  trabajadores desempleados que genera la crisis, o de soluciones habitacionales a familias que pierden sus hogares producto de la crisis. El salvataje es siempre al régimen del capital, nunca social.
La crisis capitalista nos anima a pensar más allá del capitalismo. Las soluciones construidas luego de la crisis de mediados de la década del 70 fueron denominadas “neoliberales”, iniciadas como ensayo bajo el “terrorismo de Estado” en Sudamérica y generalizadas desde la década del 80´ desde las potencias imperialistas, Gran Bretaña y EEUU. La caída del este europeo facilitó la universalidad de la “receta” liberalizadora, que avanzó sin límite en el imaginario de sociedad alternativa al orden capitalista. La iniciativa no estuvo exenta de la violencia global, a modo de un terrorismo de Estado hegemónico en el ámbito mundial. La sociedad contemporánea funciona con crisis bajo el signo de la militarización. La violencia impone el ajuste para desarmar un entramado de bienestar conquistado durante décadas de luchas y organización social para reorganizar el ciclo virtuoso de la ganancia, si se puede con consenso, y si no, con represión.
La crisis no es solo de la economía. Remite al orden social en su conjunto. El presente se construye sobre el crecimiento de la brecha de ingresos. El mundo actual es más desigual. El ajuste augura la profundización de esa situación. El malestar es un destino salvo que la sociedad defina parar el ajuste y reorientar las formas y contenidos de la producción, lo que supone definir que producir y para quién, para satisfacer que consumos y de cuantos habitantes del planeta. La crisis es una cuestión civilizatoria. (Escrito a solicitud de Infobae)

Deuda de EEUU. Publicado por la Agencia Venezolana de Noticias.

Caracas, 10 Ago. AVN .- Con la aprobación del aumento del techo de la deuda en Estados Unidos aprobado la semana pasada por el Congreso, el costo de crisis económica recae todavía más en los sectores más vulnerables de ese país.
Así lo expresó a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), el economista y Doctor en Ciencias Sociales, argentino Julio Gambina.
Para el especialista, el acuerdo logrado entre demócratas y republicanos “pospone” las soluciones integrales que requiere Estados Unidos para reactivar su economía.
“Dentro de dos años, puede repetirse la demanda de ampliación de la capacidad de endeudamiento estatal”, explicó Gambina.
El economista detalló que el déficit comercial estadounidense es “crónico” y se incrementa desde la década del 70, teniendo picos de crecimiento con “con la militarización de la economía y la sociedad” durante los dos gobiernos del ex presidente George W. Bush (2001-2009).
El acuerdo aprobado, que generó fuertes polémicas en Estados Unidos, incluye “más deuda y un equivalente de ajuste fiscal, principalmente en el gasto social, con lo cual se transfiere a los sectores sociales más vulnerables el costo de la crisis”, afirmó Gambina.
El economista indicó que el plan avalado por el Parlamento no genera reactivación económica y afecta derechos sociales que servían para paliar la crisis.
Gambina además señaló que la recuperación financiera del país es menor de lo esperada, ya que “está disminuida la potencia del crédito” en una “sociedad altamente endeudada”.
Con el nuevo ajuste se impacta a “sectores de bajos ingresos, impidiendo una generalizada propensión al consumo de la población empobrecida y con escasa capacidad en motorizar el crédito”, remarcó.
La restauración de la hegemonía
Con un desempleo que roza al 10% de la población y un gasto militar millonario para sostener invasiones como las de Irak, Afganistán y ahora Libia, el gobierno de Estados Unidos intenta por estos días restaurar el consenso mundial a su favor.
Por esta razón, los miembros del G-20 realizaron este miércoles teleconferencias y reuniones donde decidieron poner en marcha “todas las medidas necesarias” para respaldar la actual economía global.
Sobre este aspecto, Gambina sostuvo que frente a la crisis, Estados Unidos ve debilitada “su capacidad de dominación”, por lo cual busca “ampliar el espectro de consenso mundial a sus políticas de acción global para la liberalización económica”.
El catedrático argentino expresó que la dominación estadounidense incluye los aspectos económicos, militares e ideológicos-culturales, la cual será defendida por el actual gobierno del presidente Barack Obama.
“Todo el mundo es acreedor de Estados Unidos y su deuda acrecentada es un mecanismo de reproducción de su capacidad de dominación”, aseveró Gambina.
Como ejemplo, el economista explicó que el principal acreedor de Washington es China, que se mantiene “prisionero de la evolución económica” de la nación del norte.
La nación asiática y segunda economía mundial “crece por el impacto de las inversiones de Estados Unidos y otros países, del mismo modo que Estados Unidos depende del financiamiento chino y del conjunto del mundo”, destacó.
EEUU y su impacto en América Latina
Para Gambina, la crisis económica estadounidense tiene sus consecuencias en América Latina de modos diferentes, ya que “buena parte de nuestras economías están dolarizadas”.
Por esta situación, “todo movimiento en la moneda de Estados Unidos impacta en las relaciones de intercambio de nuestros países”.
“De hecho, ocurre una devaluación del dólar y, según sea la política cambiaria de nuestros gobiernos, ocurren apreciaciones, como en Brasil, o depreciaciones, como en Argentina, de las monedas locales”, manifestó.
La actual situación de recesión estadounidense y otras potencias, principalmente en Europa, permite que varias economías de Latinoamerica tiendan a “emerger” debido a que son destinos de nuevas inversiones.
Según Gambina, estas inversiones extranjeras que recaen en América Latina “en muchos casos son de tipo especulativo y en otros, concentrados en la explotación de recursos naturales con sus efectos depredadores y de profundización de una economía dependiente”.