Producción y precios en la crisis capitalista mundial. Cae la producción industrial y hay récord de cosecha agraria en Argentina, en un marco de deflación de precios y desaceleración productiva mundial.

Mientras se continúa la discusión sobre el salario docente y el comienzo de las clases, expresión temprana de la discusión salarial en esta parte del año entre trabajadores y patronales en la Argentina, lo que preocupa es la evolución de la economía local y mundial.
En el ámbito local se destaca la declinación de la producción industrial, que según el INDEC y con datos a enero del 2015 lleva 18 meses de retroceso, especialmente motivado en la retracción de la industria automotriz. Este sector de la producción se retrajo un 28,7% en la medición interanual de enero pasado. Consecuente con ello, la producción de neumáticos reconoce para el mismo periodo una baja del 33% y del acero crudo del 3,8%. Es que producir autos está asociado a neumáticos, aceros, plásticos y diversos componentes que explican la producción industrial en general.
La caída de la producción industrial que incluye bajas en textiles y tabaco es contrarrestada por el crecimiento de la producción industrial de alimentos, petróleo y materiales de la construcción. Estas evoluciones positivas no alcanzan para contraponer la fuerte caída del sector más dinámico de la producción industrial en la Argentina. A no dudar, el principal afectado son los trabajadores de esos sectores en retracción, sus familias, y el conjunto de la economía que depende de esa capacidad de compra del salario de los sectores industriales.
Vale recordar que la expansión de la industria, y entre ellas la de automotores, fue la que explicó el repunte del empleo y los salarios luego de la crisis del 2001 y por lo menos hasta el 2007/8. Allí se estableció el límite de la recuperación empujada por la devaluación de la moneda en 2002, que facilitó temporalmente la utilización de la capacidad ociosa de un sector industrial deteriorado en tiempos de la vigencia de la convertibilidad en uno entre el peso y el dólar (1991-2002). La crisis mundial del 2009 hizo evidente los límites de la recuperación económica local, especialmente en el sector tecnológicamente más atrasado, precisamente las pymes que reconocen buena parte del empleo del sector manufacturero. Lo que siguió, con alzas y bajas entre 2010 y 2012, cimentaron el ciclo declinante desde mediados del 2013 al presente.
En varias ocasiones hemos discutido si ese crecimiento industrial era el necesario para un desarrollo asentado en la satisfacción de las necesidades de la población y un vínculo con la naturaleza que asegure la reproducción del metabolismo social, acorde con la población actual y  futura, junto a la defensa del entorno ambiental, natural. No solo la extracción de recursos naturales o explotación de los bienes comunes afecta a la naturaleza, sino que también ocurre con la extensión de un modelo productivo despilfarrador de energía, agravado con una matriz energética concentrada en la utilización de hidrocarburos.
El debate importa no solo por el impacto en caída del empleo. La contracara de la disminución en la producción industrial es la cosecha récord de 111 millones de toneladas, más de la mitad lograda con la siembra de la soja, que le cambió la cara a la producción agraria del país en menos de 20 años desde la aprobación de la producción transgénica. Con la sojización se potencian problemas estructurales asociados al monocultivo y la difusión de productos tóxicos con impacto en pueblos fumigados, agravado por el impacto destructivo sobre la infraestructura que supone el transporte de la oleaginosa, los cereales y la producción agraria en su conjunto. Todos aspectos que potencian la dependencia capitalista de la Argentina por sumisión a las corporaciones transnacionales de la alimentación y la biotecnología.
Si bien interesa la cuestión socio laboral, en términos de pérdida de empleos en la industria y la tendencia generalizada a la precariedad, la tercerización y la generalizada miserabilización del salario, con un promedio nacional del orden de los 6.000 pesos, pretendemos llamar la atención sobre el hecho de que más allá del crecimiento o del decrecimiento de la producción, hace falta discutir qué, cómo, cuándo, cuánto y dónde producir.
Convengamos que es una problemática ausente en la discusión hegemónica sobre la situación económica local y mundial. Es un tema con escasa presencia en el debate electoral.
Deflación y desaceleración
En ese sentido y pensando a escala mundial, la crisis continua y se expresa como deflación en EEUU, en el sur de Europa y desde hace rato en Japón.
La caída generalizada de precios, especialmente del petróleo y los combustibles crea la imagen de un mayor poder de compra del dinero, incluido aquel del que disponen los sectores de menores ingresos.
Sin embargo, esa baja de precios induce más temprano que tarde a las cesantías, que son elevadas en el sur del viejo continente, y pone de manifiesto las dificultades en la generación de empleos en los principales países desarrollados del capitalismo, principalmente en EEUU.
Junto a la deflación de precios en el capitalismo hegemónico se destaca la desaceleración de la producción en los países emergentes, especialmente China y Brasil, dos países de gran peso para el análisis de la coyuntura económica en América Latina y el Caribe. El primero, China, constituido en importante socio comercial, creciente inversor y nuevo financista; y el segundo, Brasil, principal potencia económica en la región.
Argentina acaba de suscribir acuerdos bilaterales con China y fueron ratificados por el Congreso, abriendo un debate sobre el proyecto industrial, productivo, en la Argentina y el tipo de inserción internacional. Lo que está en juego es el aliento a la producción local o externa, y con ello a la promoción del empleo local o foráneo, insistiendo en la necesidad del carácter imprescindible del debate sobre el modelo productivo. Con Brasil, existen asimetrías estructurales y falta de convergencia en políticas macroeconómicas y asociación productiva que potencie la integración regional.
Los unos y los otros
Lo dicho constituye un problema según sea las soluciones que se ponen en juego.
Desde EEUU se busca la forma intervenir en la atracción de capitales de todo el mundo a su territorio, por lo se busca la ocasión para aumentar las tasas de interés e inducir un repunte inversor y productivo para atacar el estancamiento y la deflación. Es una medida de política económica nacional de una potencia imperialista y que impacta sobre el mundo en momentos de disputa por la hegemonía de la economía y la política del sistema mundial.
Las clases dominantes en Europa pretenden sostener la política de austeridad y bajar el costo laboral y estatal para sustentar una disputa inter-capitalista desde la mejora de la productividad. Es algo apreciable en las negociaciones por el ajuste y la renovación del salvataje en Grecia para mantenerla en el euro grupo. Les preocupa la masividad del voto protesta en territorio griego y la emulación española y otros países europeos.
El gran interrogante pasa por el accionar colectivo de los pueblos de Grecia o de España; de EEUU, Argentina, Brasil, o de cualquier parte del mundo.
La crisis del capitalismo se manifiesta en dificultades para la producción de ganancias y la correspondiente acumulación, razón por la cual se exacerba la contradicción en la disputa por la apropiación de la riqueza y del ingreso, lo que se verifica en la creciente brecha de ingresos. Esa desigualdad se puso de manifiesto en el Foro Económico Mundial en Suiza a comienzos de este 2015. En aquella ocasión se mencionó que 80 fortunas individuales percibían el mismo ingreso que el 50% de la población mundial. Ese será el eje de la denuncia en el Foro Social Mundial de marzo próximo en Túnez. La situación no es distinta en la Argentina, y junto a los problemas de ingresos de los trabajadores y su familia, las principales empresas en nuestro país, mayoritariamente extranjeras, incrementan sus ganancias y su papel en la concentración económica, una norma lógica en el orden capitalista.
Todo lo que se acumula en un polo se desacumula en el otro, por lo que debe tomarse partido. No existe la posibilidad de la imparcialidad o el objetivismo. La riqueza producida es disputada, más aún en condiciones de límites y dificultades para el crecimiento. La inflación o la deflación; el crecimiento o el decrecimiento tienen impacto diferenciado, regresivo, en el marco del capitalismo.

Buenos Aires, 28 de febrero de 2015

Encuesta on line


Estimados lectores del Blog: a pedido de Juan M. Sánchez y a propósito de una investigación que él lleva adelante y que supone una indagación sobre este blog es que incluyo los datos del investigador y la encuesta para que si lo encuentran de interés puedan responder y ser parte del estudio.

Saludos,
Julio


Hola a todos,

Mi nombre es Juan Mª Sánchez y soy estudiante de Doctorado en Marketing en la Universitat de
València (España). Actualmente estoy desarrollando mi tesis doctoral, que se centra en las
relaciones existentes entre la interactividad a través de Internet y la adopción de roles políticos más
participativos.

Me gustaría solicitar su colaboración para poder concluir el apartado práctico de mi tesis. Para
ello, necesito que cliquen en el enlace que figura a continuación y que completen el breve
cuestionario que figura en dicha página web.

Como verán, es un cuestionario sencillo que se responde en apenas 8-12 minutos (reales) y en el que
se plantean una serie de enunciados sobre factores relacionados con la lectura de blogs y la
participación política.

Mi investigación carece de finalidad comercial y las contestaciones son completamente anónimas.
Tampoco se requieren conocimientos previos ni existen respuestas correctas o erróneas, lo
realmente relevante es su libre opinión acerca de los temas planteados.

Clique por favor en el siguiente enlace para participar:

https://www.onlineencuesta.com/s/tesisarg

Muchas gracias por su colaboración.


Un cordial saludo,
Juan Mª Sánchez Villar
Universitat de València
 
 

El conflicto económico en un año electoral

El centro del debate político se concentra en el caso Nisman, el fiscal del caso AMIA, muerto el 18 de enero pasado, y sus secuelas asociadas al recambio presidencial de este año.  
La novedad provino de la marcha de homenaje a la víctima, al mes del suceso, donde muchos adhirieron más allá de los vínculos del fiscal con los servicios de inteligencia locales y extranjeros, y reclamando una solución judicial, razón por la que muchos otros no marchamos.
Hay que mencionar que la movilización se constituyó en un acontecimiento político de carácter opositor al gobierno, muy diferente a la marcha del 4 de febrero, convocada por la CTA Autónoma, Apemia, el Serpaj y organizaciones sociales y políticas diversas reclamando contra la impunidad, por la apertura de los archivos secretos y la constitución de una Comisión Investigadora Independiente con participación minoritaria de los parlamentarios.
Es cierto que la movida del 18F fue masiva e intervino en la confrontación política central de la coyuntura, atravesada por la disputa del gobierno del capitalismo en la Argentina actual, mientras que la temprana intervención del 4F tuvo un sentido ideológico señalando un camino alternativo a quienes buscan solución en la Justicia, con antecedentes de impunidad no solo en el caso AMIA. La respuesta oficial y de la oposición, con matices, recorre el camino de la Justicia y el debate favorable o crítico al trabajo específico de la fiscalía asociada a la investigación del atentado en la mutual judía. La propuesta alternativa intenta expresar el ejercicio del poder soberano del pueblo.
La política en la coyuntura transita por la disputa y el conflicto político entre oficialismo y oposición, pero también, aun marginal en los medios de comunicación, con una intervención política alternativa asentada en el protagonismo popular para instalar otra forma de ejercicio de la soberanía del pueblo.
No solo se trata de investigar la muerte del fiscal, o el brutal atentado impune a la AMIA, sino también de investigar la deuda pública, incluso ahora que existe un mandato legal desde septiembre del 2014 en ese sentido. No es solo quién gestiona el capitalismo, sino si se puede pensar una política de intervención popular asentada en la soberanía del pueblo.
La economía en disputa
La situación política corre en paralelo con la evolución de la economía y el conflicto a varias puntas.
Por un lado, en un clásico de esta época y pese a los ajustes en el salario docente del verano, la paritaria de los maestros parece no tener acuerdo y el 22% ofrecido por las autoridades está muy lejos del 38% de actualización que reclaman los sindicatos en la discusión con las autoridades nacionales, algo que se reiterará en las provincias más allá de la decisión que se asuma en el orden nacional.
El interrogante es si peligran las clases, preocupación social reiterada para estos tiempos desde hace años. Por lo pronto, los estatales, que incluyen a los docentes anunciaron un paro nacional para principios de marzo y en algunas provincias, caso de Buenos Aires, el paro se anticipa una semana.
No es menor la cuestión salarial, cuando se discute si la inflación del 2014 fue de 24% o de 38%, por lo que los dirigentes sindicales sostienen ajustes de ingresos que supongan recuperar lo perdido y anticipar el crecimiento de los precios del 2015. Ese es el argumento de la conflictividad salarial en estas horas.
En el mismo sentido, el conglomerado de gremios del transporte, de aire, tierra y agua, han convocado a un paro nacional para fines de marzo con eje en el impuesto a las ganancias, especialmente las de cuarta categoría, y la principal demanda es la actualización del mínimo no imponible y así evitar que los ajustes y/o aumentos de salarios tengan destinos en la recaudación fiscal.
Pero el conflicto no solo proviene del ámbito sindical, sino que también se procesa desde el interior de los sectores productivos y tanto en el sector agrario como en el industrial se procesa una interna política de los empresarios sobre las medidas económicas que anticipan el debate, ya no solo con el actual gobierno, sino que presupone una agenda para el que lo suceda desde diciembre del 2015.
En ese marco, un tema no menor de conflicto es la discusión con los fondos buitres y las justicia de EEUU. Desde el gobierno se insiste en una propuesta similar al canje del 2005 y 2010 y el Juez Griesa, sin perjuicio de empujar la ejecución del fallo, intentan arrimar a su sentencia a todos los bonistas no ingresados al canje de deuda de la Argentina.
La búsqueda del juez en Nueva York apunta a completar el 7% de titulares no ingresados al canje para el mismo beneficio que los buitres. Se trata de 7.000 millones de dólares en origen, al momento de la cesación de pagos del 2001 y que pueden estimarse en 14.000 millones de dólares si se aplican las mismas consideraciones con las que falló la justicia de EEUU en la demanda de los fondos buitres.
Desde el gobierno se confirma la voluntad de pago, bajo las mismas condiciones del 93% ingresado a los canjes. La oposición sistémica también tiene voluntad de pago, y pretende que se resuelva antes del cambio de gobierno. La disputa es por quién asume el compromiso de pago y consecuentemente el ajuste, por derivación de recursos fiscales con privilegio en la cancelación de deuda.
El problema es abrir camino a un rumbo alternativo en materia de endeudamiento, con eje en la investigación de la deuda y mientras ello ocurre se impone la suspensión de los pagos. ¿Es esto posible? Existe una coyuntura mundial, donde la deuda pública vuelve a estar en discusión, en Grecia, España, Argentina o en la propia Organización de Naciones Unidas.
La importancia del tema impone la intervención social, más allá de los gobiernos, y con movilización generar condiciones para superar la lógica de pagar la deuda ilegal, ilegitima y odiosa.
Soberanía popular más allá del oficialismo y la oposición sistémica.
Se necesita iniciativa política popular para que la disputa política trascienda la lógica de la confrontación por la gestión del capitalismo. Hace falta una Conferencia Internacional para discutir sobre la deuda, con presencias de las diferentes experiencias y posiciones que en el mundo intentan un camino alternativo al del poder transnacional representado en el sistema financiero y su gerencia desde el FMI y el Banco Mundial. Pero no alcanza con esa propuesta. Resulta imprescindible convocar desde allí a una gran campaña popular que pueda desembocar en una consulta popular para que el pueblo decida sobre los usos de los dineros públicos.
El movimiento popular argentino necesita articular sus luchas y converger en una gran iniciativa política, con capacidad de actuar en diversos escenarios, el de la constitución de sujetos conscientes en el proceso de transformación social, al tiempo que se construye un programa sustentado en la defensa de la soberanía de los bienes comunes y la satisfacción de las necesidades sociales más extendidas.
La renovación presidencial, en tanto acción política colectiva, ofrece el desafío para articular fuerza social volcada a la disputa electoral con iniciativas políticas populares, que más allá de los comicios, incorporen masividad a la lucha. Una lucha por reivindicaciones democráticas que emergen de la vida cotidiana, y otras que vayan más a fondo en la denuncia del orden hegemónico del capital y supongan la búsqueda de un nuevo orden social, no solo anti capitalista, anti colonial y antiimperialista, sino contra la discriminación, el racismo y el patriarcado.

Buenos Aires, 21 de febrero de 2015

La deuda siempre está y se impone la auditoría

La justicia inglesa falló contra la sentencia del Juez Griesa que afecta a los bonistas con títulos argentinos emitidos bajo ley británica. La resolución señala que esos bonos no deben ser incluidos en la disposición judicial de EEUU, que impide los titulares de esos títulos acreditar en sus cuentas el depósito que Argentina realizó a fines de junio, los que siguen inmovilizados en un Banco en Nueva York.
El Juez Griesa había dispuesto un bloqueo de fondos por más de 500 millones de dólares depositados por Argentina en el Banco Mellon de Nueva York en junio del 2014. En ese depósito bloqueado se incluyen 255 millones de euros en bonos de legislación inglesa, por lo que esos inversores, entre los más conocidos el especulador húngaro George Soros, demandaron al banco estadounidense ante la justicia inglesa, quien les otorga razón.
Sin embargo, la disposición judicial del Reino Unido no resuelve la demanda de los bonistas que exigen sean depositados los fondos en sus cuentas. Es en definitiva lo que les interesa a Soros y otros especuladores que demandaron ante la justicia de Inglaterra por verse perjudicados por el fallo y el bloqueo de fondos realizado por Griesa.
La resolución final sigue en manos del juez neoyorkino, quien debe disponer en última instancia si valida el fallo londinense, sin perjuicio de que el proceso judicial escale a instancias superiores en Inglaterra. En su momento Griesa facilitó la liquidación de fondos de títulos emitios bajo la legislación argentina, por eso existe suspenso ante la resolución británica.
Puede pensarse que la Argentina está sometida a una disputa entre el sistema judicial de las dos grandes potencias capitalistas desde el Siglo XVIII hasta el presente, y difícilmente haya beneficio para la Argentina, Ya que los buitres rondan la lógica imperialista.
Pero, más allá de las especulaciones sobre quien gana en esa disputa legal en los grandes centros del capitalismo mundial, Nueva York o Londres, lo concreto es que Argentina terminará pagando deuda y afectando recursos fiscales demandados por amplios sectores sociales que también demandan derechos insatisfechos.
Los bonistas de legislación inglesa enfrentan a la justicia estadounidense y ambas argumentan en beneficio de inversores y especuladores contra recursos públicos de la Argentina que también reclaman insatisfechas  necesidades en el país.
Este conflicto de intereses hace necesario avanzar en la auditoria e investigación de la deuda pública argentina establecido en la ley de pago soberano de septiembre del 2014. Y claro, mientras se investiga, se impone la suspensión de los pagos de deuda.
Investigación de la deuda
Vale considerar el debate jurídico, Londres vs Nueva York, sobre la deuda local, cuando la noticia del momento es la discusión sobre la deuda de Grecia.
Lo que se discute es la presión por continuar el ajuste antipopular que reclama la troika de las autoridades de la Unión Europea, el Banco Central de Europa y el FMI, con Alemania detrás, contra la propuesta del nuevo gobierno griego de renegociación mediada por la investigación de una deuda que se hace impagable.
Detrás de todo está el gran negocio del sistema bancario y financiero, gran beneficiario del elevado endeudamiento público de Grecia desde la emergencia de la crisis en 2008. Todo el esfuerzo de política económica se centró en el salvataje de la banca alemana y francesa, principales perjudicados por la situación de falencia al comienzo de la crisis. Por eso es que la auditoría de la deuda, una investigación a fondo pondría en evidencia a la burocracia gubernamental de Grecia, de Europa, y del sistema financiero mundial contra la miseria descargada sobre el pueblo griego.
Es interesante en ese sentido hacer el paralelo con la Argentina y más allá de la discusión sobre el peso de la deuda argentina respecto del PBI, el desendeudamiento, o la presión de los fondos buitres y la justicia de EEUU o de Inglaterra, pensar en la necesidad de auditar la deuda. Existe una disposición legal al respecto que no se cumple.
La auditoría de la deuda pondría en evidencia el fraude que ya tuvo sentencia judicial en junio del 2000 ante la demanda de Alejandro Olmos contra el endeudamiento de tiempos de la dictadura. Una investigación también estimulará la aceleración de otros procesos judiciales iniciados a posteriori y que afectan sucesivas renegociaciones de deuda, las  que comprometieron recursos fiscales en contra de resolver amplias necesidades sociales y beneficiaron a la especulación y al sistema financiero mundial.
Vale mencionar que Argentina es quizá uno de los países de mayor investigación de la deuda en la Justicia y sin efecto concreto. Ahora existe una ley que manda investigar la deuda desde el inicio de la dictadura en 1976 y que no existen excusas para su materialización. Muchas veces se adujo que las sucesivas renegociaciones validaban la ilegitima deuda y sin embargo, se impuso por ley la investigación, que ahora ya no es solo una demanda de una parte de la sociedad sino una incumplida disposición legal.
La discusión griega es la oportunidad para asociar procesos de investigación de la deuda, en Grecia y en Argentina para que no solo sea noticia la Justicia de EEUU o del Reino Unido, sino la impugnación de los pueblos a la usura y la especulación financiera.

Buenos Aires, 14 de febrero de 2015

Restricción externa y dependencia capitalista

La noticia sobre el fin de semana señala que desde el BCRA se informó a los importadores que existe una administración rigurosa de las divisas que estos reclaman por sus importaciones, lo que pone en evidencia las restricciones financieras en la provisión de divisas al sector privado, especialmente a los importadores.
El tema es que los importadores reclaman divisas al BCRA para pagar, según dicen, deudas por importaciones estimadas en 2.500 millones de dólares. Muchas de esas importaciones son partes esenciales de la producción industrial local, evidenciando la dependencia de insumos importados de la producción industrial local. Aprovechemos para señalar que no es muy distinto en la producción primaria, ya que salvo la tierra, su fertilidad y condiciones naturales favorables, los insumos y el paquete tecnológico está en manos de grandes empresas transnacionales de la alimentación y la biotecnología.
Al mismo tiempo se presume que los importadores pretenden anticipar compras a un tipo de cambio oficial que consideran conveniente, siempre con relación a las cotizaciones paralelas, que aun en retroceso relativo siguen siendo un 50% superior al cambio oficial. La especulación no solo apunta al precio del dólar, sino a la estimación de la evolución de los precios para el 2015 no muy diferente de los registros del 2014, entre el 24% del INDEC y el 38% de otras mediciones en provincias argentinas.
En definitiva, se trata de una fuerte tensión y disputa entre los capitales importadores y el gobierno en torno a las escasas divisas disponible en el país. La política cambiaria y monetaria del gobierno[1] está orientada a resolver las necesidades financieras del Estado, en momentos en que se reduce el superávit comercial con menor ingreso de divisas. El problema es que el país no fabrica dólares, euros, yuanes u otras monedas, por lo que requiere que sucedan distintas cuestiones. Una remite a la promoción de exportaciones y  sustitución de importaciones; otra a la llegada de inversiones externas; y finalmente al ingreso de capital de préstamos, o sea, más deuda. Hemos explicado que las relaciones con China recorren ese trayecto, y se consolida con el reciente viaje presidencial.
Límites a la industrialización autónoma, no dependiente.
El problema del comercio exterior argentino, con tendencia en progresión declinante de su saldo en los últimos años, está asociado a la inserción subordinada, a la primarización de las exportaciones y la oscilante cotización de los precios internacionales, ahora en baja. Es un proceso liderado por la reducción del precio del petróleo y el resto de las cotizaciones de los productos primarios de exportación de la Argentina, especialmente soja, trigo y maíz. Pero también a la dependencia tecnológica y la dominación del capital industrial transnacional en el aparato productivo local. El aumento de los rindes, del volumen de la cosecha y la extensión de la frontera agrícola no compensa la baja de los precios de los comodities, ni el alza relativa a los insumos importados.
Resta aún precisar, pero el BCRA informa[2] una previsión de una cosecha récord, superior a los 113 millones de toneladas de granos, de los cuales, la soja explica casi 55 millones, el maíz 34 millones y el trigo 12 millones, con 20 millones, 5,6 millones y 4,6 millones de hectáreas sembradas respectivamente. Ello supone un importante ingreso de divisas y al mismo tiempo cuantiosa salida de remesas de utilidades y pagos por royalties y patentes. Junto al agro, destaca la industrialización de la producción agraria, la manufactura de origen agrario, especialmente alimentos, y por eso importa el proceso de industrialización en el país y su proyección en un desarrollo no dependiente.
Revertir el fenómeno requiere de una política industrial no dependiente objetada por la inserción subordinada a la lógica de acumulación de las corporaciones transnacionales. La lógica industrial actual es profundamente dependiente de insumos importados, especialmente energéticos. Mientras más crece la producción industrial, la tendencia al aumento de insumos importados agrava la tendencia al déficit comercial. Es algo que actúa sobre las restricciones externas, o sea, se exacerban las disputas por los escasos dólares u otras monedas extranjeras.
La industrialización no dependiente tiene como principal sentido el abastecimiento del mercado local, que puede ampliarse con acuerdos de articulación productiva regional, extendiendo el concepto de mercado interno al mercado regional. Es un desafío a la planificación del modelo industrial local y a la integración productiva regional, muy lejos de concretarse aun con favorables declaraciones formuladas.
El sujeto económico para otro modelo productivo
El interrogante remite a la posibilidad en el corto y el mediano plazo, lo que supone una importante discusión sobre el sujeto económico para la magnitud del propósito y la potencialidad de la integración regional.
La cuestión remite a la problemática de la burguesía nacional y al papel del Estado en la producción y circulación mercantil. Los intentos por avanzar en proyectos sustentados en la burguesía local solo presentan nuevas o renovadas formas de inserción subordinada en la economía mundial de la transnacionalización, con rédito en la cuenta de las ganancias empresarias. Es algo que pone en duda el carácter nacional de la burguesía y su compromiso con un proyecto propio, independiente y no subordinado al capital transnacional, hegemónico en la economía capitalista actual.
Las empresas exitosas en la cúpula empresarial, de origen local y más antiguas hacen parte del proceso de transnacionalización, sea Arcor, Acindar o Techint, más allá de la radicación de sus casas centrales y la propiedad actual de sus principales accionistas. Otras empresas, más nuevas en la consideración pública, están  asociadas a los contratos estatales y/o a las facilidades que otorgan ámbitos del Estado nacional o provincial.
En las estatales o de gestión estatal, caso emblemático de YPF, el destino está en la asociación con capitales transnacionales, en este caso del petróleo, como Chevron, EXXON o los gigantes de China.
Es que si no es la burguesía, siempre se pensó en el carácter sustitutivo del Estado, como sujeto para liderar el proyecto de independencia. La realidad del Estado empresario en la coyuntura nos devuelve el espejo del accionar burgués subordinado, caso emblemático el acuerdo YPF-CHEVRON.
Es un tema que vuelve a la discusión con el trasfondo de los acuerdos con China y las consideraciones críticas o a favor en diferentes sectores sociales o políticos. Uno de los argumentos es la necesidad de la relación sustentada en la complementariedad entre China y la Argentina, contra la competencia que supone EEUU con el país en el mercado mundial. Claro que esa complementariedad remite a las relaciones entre Inglaterra y la Argentina en los albores del desarrollo capitalista dependiente y hasta los años 20 y 30 del siglo pasado, cuando las relaciones económicas subordinadas cambiaron el eje en Londres por New York o Washington.
La reflexión que sustentamos apunta a discutir la posibilidad de un modelo productivo independiente, que requiere asumirse en la dimensión regional, y es hasta ahora una asignatura pendiente. Convengamos que no hay sujeto económico se no construye el sujeto político del cambio, que al mismo tiempo supone un programa o rumbo del cambio contra el orden del capital, también lejos en la consideración y discusión del sentido común mayoritario, asentado en la lógica individualista, consumista y por la ganancia y la acumulación. La disputa por otro sentido es parte de la lucha de ideas en nuestro tiempo y se procesa en la cotidianeidad de las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales.
Buenos Aires, 8 de febrero de 2015



[1] BCRA. Objetivos y planes respecto del desarrollo de la política monetaria, financiera, crediticia y cambiaria para el año 2015. Diciembre de 2014, en: http://www.bcra.gov.ar/pdfs/polmon/ObjetivosBCRA_2015.pdf
[2] Ib.