Entre la promoción del consumo y el conflicto

En la cadena nacional del pasado 26 de marzo, la Presidente de la Argentina anunció un conjunto de medidas que apuntan a sostener, según manifiestan desde las propias autoridades: el consumo, la producción y el empleo. Son anuncios en momentos de desaceleración de la economía local y una fortísima recesión de la producción industrial en la Argentina.
Junto a los anuncios se informó de la importante cosecha agraria, datos que contrastan con la evolución de la producción manufacturera, por lo cual, varios de los planes lanzados apuntan a compensar la caída de la producción, la que se asocia a los problemas derivados de la crisis mundial.
Resulta interesante que se reconozca a la crisis mundial capitalista como trasfondo de los problemas locales, una cuestión soslayada no hace muchos años, con mejores datos de la evolución económica local. Entonces parecía que el país estaba afuera del mundo capitalista y de su crisis. El retroceso global y especialmente de Brasil impacta seriamente en la producción y venta al exterior de la producción manufacturera, especialmente de automotores, que en un año bajó más del 22%. Lo que preocupa es el retorno del problema social del desempleo y el subempleo, consecuencia esperable del retroceso económico.
Los anuncios
Ese es el marco para anuncios muy diversos que supone estimular el consumo. Varias veces hemos sostenido que no alcanza con acercar dinero a los bolsillos de la población, incluso a los más necesitados, sin al mismo tiempo discutir el modelo productivo, es decir que es lo que se produce y para satisfacer que necesidades. De este modo, sin discutir el contenido y carácter de la producción se termina fomentando el consumismo y con él la producción y circulación monopólica.
Queda claro el tema cuando se estimula la utilización de mecanismos electrónicos para descuentos en el consumo en una vasta cadena comercial monopolizada por grandes complejos productivos y de circulación, mayoritariamente de capitales externos; la financiación de automóviles para el servicio de taxis en una zona metropolitana sobrepoblada de rodados que afecta el tránsito y el medio ambiente, sin considerar las dificultades para la importación de autopartes esenciales para la industria automotriz. Algo similar ocurre con los descuentos y financiación para la línea blanca, con la renovación de heladeras y lavarropas. El atenuante es que se intenta privilegiar a sectores de ingresos medios y bajos al excluir equipos de alta gama. Un elemento interesante es la búsqueda de ahorro de energía, por la salida de operación de equipos en uso con elevado consumo energético, en momentos en que el déficit de energía es importante en el país.
Una novedad a destacar es el cambio de los subsidios en el uso del gas en garrafa, donde se plantea un cambio en el otorgamiento del beneficio, de la oferta a la demanda.
Desde ahora e involucrando a 2,5 millones de usuarios de gas en garrafa, sobre 4,5 millones que utilizan garrafas, el Ministro de Economía anunció depósitos en efectivo para resolver vía mercado y a precio de mercado la compra de las garrafas.
El sentido parece adecuado, finalizando el mecanismo de beneficiar a empresarios de la producción o del comercio, tal como ocurre hasta ahora, o como acontece con el transporte u otros servicios públicos.
Aunque claro, el problema sigue estando en las insuficiencias del consumo familiar popular por escasos ingresos derivados de la actividad laboral o los subsidios de la política social, con 6.000 pesos promedio de ingresos salariales entre los trabajadores en la Argentina. El asunto es que el gas para pobres es el gas en garrafas, el más caro.
Un interrogante es si esos recursos tendrán finalmente el destino en las garrafas y más aún, cual es el precio de mercado a pagar en el amplio territorio de la pobreza.
Aunque se piense que la pobreza estigmatiza, tal como señaló el Ministro de Economía esta semana, la realidad es que son variados los subsidios que se requieren para sostener la capacidad de consumo popular, o mejor aún, hay que poner en discusión y a fondo la distribución del ingreso y la riqueza en la Argentina, sin perjuicio de resolver estadísticas en serio que permitan definir la cantidad de pobres y su localización para combatirla seriamente.
El paro del 31 de marzo
Eso es precisamente lo que discute el próximo paro nacional del martes 31 de marzo, la distribución del ingreso y de la riqueza.
Iniciado con el argumento crítico sobre el impuesto a las ganancias, especialmente a los ingresos fiscales derivados de la cuarta categoría; la movida sindical se terminó extendiendo a un conjunto de reivindicaciones salariales y laborales que alcanza al reclamo del 82% móvil para los jubilados y pensionados; con una canasta de necesidades que impone un ingreso mensual mínimo de 12.800 pesos según los cálculos de los trabajadores de ATE-INDEC; la convocatoria a discutir el salario mínimo vital y móvil y otros aspectos atinentes al Consejo del Salario, como los problemas de la precarización en el empleo y la productividad, apropiada como ganancias por las patronales.
Pero más aún a reivindicaciones políticas como la eliminación de la ley antiterrorista y la renuncia del denunciado Milani al frente del ejército, como la constitución de una Comisión Investigadora Independiente para resolver el atentado impune a la AMIA, como parte de la impunidad asociada a variados y reconocidos casos judiciales.
Pero aun considerando solo la cuestión impositiva, mientras los trabajadores discuten sobre el impuesto a las ganancias, desde el gobierno se acaba de anunciar una nueva moratoria impositiva por 10 años, que involucra a 1.200.000 morosos que adeudan a la AFIP más de 60.000 millones de pesos. Son deudas impositivas y de contribuciones por la seguridad social.
Evadir es algo que los trabajadores no pueden hacer en el impuesto a las ganancias. El requisito para participar de la moratoria es que no despidan personal y no renueven su carácter de morosos. La moratoria es a tasa reducida, beneficiando una vez más a evasores, algo que no ocurre con los sectores de menores ingresos, tributarios del regresivo régimen impositivo en el país, que sigue teniendo como principal fuente de ingresos tributarios al IVA, que incide mayormente sobre los sectores de menores ingresos.
Es común que los trabajadores luchen por sus reivindicaciones salariales y laborales, que a veces se extienden más allá de una determinada patronal para protestar en contra de una política económica. Por ello no sorprende que las motivaciones originales del paro convocado para el próximo martes 31 de marzo tengan sustento en la crítica por las contribuciones fiscales que realizan los trabajadores, nada menos que aportando el 50% de toda la recaudación del impuesto a las ganancias.
Por su nombre, lo lógico sería que sean los empresarios y sus ganancias los sujetos del tributo. Sin embargo, lo novedoso en estos años, es que sean las personas físicas de la cuarta categoría, trabajadores regulares y por cuenta propia los que sostengan la mitad de la recaudación.
Difícilmente se encuentren fundamentos en ese sentido entre los impulsores del tributo en sus orígenes. El impuesto a las Ganancias se aplica desde 1974 y en reemplazo del impuesto a los réditos. En estos días se recordó que fue Perón quien lo impulsó, y es cierto, que en espíritu pretendía gravar las “rentas” que en el caso de los salarios apuntaba a los grandes ingresos gerenciales, asunto distorsionado con la no actualización del mínimo no imponible ni de las escalas que tributan el impuesto.
Por ello, muchos trabajadores paran aun cuando las dirigencias sindicales afines al gobierno no se pronuncien favorables a la medida de fuerza. El sentido mayoritario entre los trabajadores es que aun cuando solo afecta a una parte de la clase, la imposición fiscal afecta el ingreso familiar y anticipa la posibilidad de convertirse en contribuyente ante el mínimo ajuste de salarios. La inminencia de las negociaciones colectivas anticipa la preocupación de muchos que pueden transformarse a corto plazo en nuevos contribuyentes para sostener un gasto público que beneficia al capital más concentrado, entre otras razones, cancelando deuda pública, financiando la fuga de capitales, o asegurando políticas para la rentabilidad empresaria.
Es un debate político sobre quienes deben financiar al Estado, y más aún, al Estado capitalista. La lucha de los trabajadores en este paro nacional no es sola por razones económicas, sino también por cuestiones políticas.
Por ello, el éxito de la movilización trasciende cualquier motivación de los propulsores y tiene sentido desde la necesidad de luchar contra el régimen del capital, el que asegura inequidad en la distribución del ingreso y de la riqueza, sostenido desde la propia política del Estado capitalista.

Buenos Aires, 27 de marzo de 2015

La deuda argentina y el debate internacional

Un nuevo episodio se presenta en la disputa entre los fondos buitres y el juez de Nueva York Thomas Griesa contra la Argentina. En este caso afecta al Banco Citi en la Argentina, a quien las autoridades argentinas podrían sancionar por las disposiciones del juez estadounidense, que no permite cancelar los pagos realizados por la Argentina sobre deudas con legislación local. Si bien el Citibank apela la medida, el resultado final es incierto y son variados los afectados.
El conflicto por la deuda soberana sobrepasa el caso argentino y a solicitud de la Argentina, las Naciones Unidas tomaron carta en el asunto y con voto mayoritario se discute desde septiembre pasado una resolución de carácter global sobre la deuda soberana. Esa Comisión está presidida por Bolivia, desde donde se encauzan una serie de iniciativas para definir una posición conjunta de los gobiernos de la región.
Junto a esa iniciativa oficial liderada por el gobierno plurinacional de Bolivia, desde la Argentina surge la iniciativa de una convocatoria a una Conferencia Internacional que discuta la deuda pública en relación con la soberanía popular sobre los bienes comunes y la dominación en el orden capitalista.
El embrollo en el que se encuentra la Argentina es importante, más allá del debate sobre el des-endeudamiento y la aspiración gubernamental por captar nueva deuda en el mercado mundial, lo que incluye definir el stock de deuda que acusa el país.
La deuda pública es un mecanismo esencial en la construcción del orden capitalista. Es una afirmación válida para cualquier época, como se demuestra en el origen del orden capitalista global y en la Argentina desde el empréstito de la inglesa Baring Brothers, que hipotecó a la Argentina por 80 años entre el Siglo XIX y comienzos del XX y más contemporáneamente desde la ilegal, ilegitima, impagable y odiosa deuda asumida en tiempos de la dictadura genocida (1976-1983). Es cierto que existe una legislación desde septiembre pasado, que resuelve crear una comisión investigadora sobre la deuda asumida desde los tiempos dictatoriales hasta fines del 2014, pero como es ya costumbre el Congreso se encuentra en mora para cumplir con esa y otras investigaciones dispuestas por ley.
El problema no solo afecta a la Argentina. Es tema de discusión en Grecia y en España. Los griegos se debaten ante el nuevo gobierno de Syriza, sobre qué hacer, y una posibilidad que emana del Parlamento es la de avanzar en una Auditoría de una gigantesca deuda pública asumida desde el inicio de la crisis en 2008 para el salvataje de la banca europea, comprometida por los impagos de la deuda. En España el debate se procesa ante el eventual acceso al gobierno del partido PODEMOS, rompiendo el bipartidismo emergente a la caída del franquismo. La discusión en Grecia o España, sobre qué hacer con la deuda, trasciende a los grupos políticos mencionados y se extiende a un complejo entramado social y político popular de la izquierda social y política. En rigor, el tema de la deuda es preocupación en variados países de Europa, en Japón, con el mayor porcentual de deuda sobre su PBI y claramente en EEUU, la mayor deuda del mundo en términos absolutos, que compromete al 100% de su PBI.
Durante muchos años hemos explicado el carácter condicionante de la deuda para afirmar la dependencia de los países en el sur del mundo. Incluso en los ochenta del siglo pasado desde Cuba, Fidel Castro promovió la formación de un Club de Deudores para enfrentar la estrategia del Club de Acreedores presidido por el FMI. Más allá de la campaña popular en ese sentido, los nuevos gobiernos surgidos de procesos constitucionales en Nuestramérica no asumieron el desafío y cada cual enfrentó el problema por su lado, con políticas nacionales, desestimando un accionar conjunto, integrado tal como promovía el movimiento popular en esos años.
Ahora el tema es más amplio. El problema no está solo en el Sur del Mundo y en Nuestramérica, sino que afecta las relaciones globales y a la economía mundial. Una de sus facetas es la guerra monetaria, que encuentra al dólar en crecimiento contra las depreciaciones de otras monedas, caso del euro y el real, de gran importancia este en las relaciones bilaterales con varios países de fluido comercio en la región latinoamericana.
Por esta amplitud del problema es que el debate sobre la deuda adquiere carácter global y se manifiesta en el debate suscitado institucionalmente en Naciones Unidas bajo la coordinación del gobierno de Evo Morales, tanto como en la discusión popular a desarrollarse entre el 22 y 24 de abril próximo en Buenos Aires.
La fecha elegida para el cónclave de abril se asocia a la muerte de Alejandro Olmos, quien llevara a la Justicia el fraude de la deuda de la Dictadura genocida y que tuviera un fallo condenatorio, demostrando 477 casos de fraude a meses de la desaparición de Olmos. No es menor, que en un año electoral, la política transite también la discusión de temas esenciales de la vida económica y política del país que afectan a la calidad de vida de la población.
El clamor es por la investigación y auditoría de la deuda pública, en la Argentina y en el mundo. En el país, ya no es solo una consigna de algún sector, sino que es mandato de una legislación hasta ahora incumplida. La investigación impone al mismo tiempo suspender los pagos y repensar el accionar sobre la deuda. Es una conclusión más allá de las presiones de los buitres, los especuladores de todo tipo y los poderes judiciales locales y externos. Es un tema de soberanía popular.

Buenos Aires, 14 de marzo de 2015

Tuits a medida que hablaba CFK el domingo 1/3/2015

A medida que la presidenta expuso por casi 4 horas empecé a tuitear, no sin antes escuchar atentamente un buen rato la onda argumental. Era una exposición elogiosa de balance de un final de gobierno, de dos gobiernos, entre diciembre del 2007 y el presente, y a veces de tres gobiernos, desde mayo del 2003 hasta ahora, finalizando con una evaluación del extraordinario país que queda para el próximo gobierno a fines del 2015.
Empecé mensajes sobre el tema de la inflación, la deuda y la economía, la producción, etc. De los precios ni palabra y de la deuda fue ampliamente laudatoria de la gestión. De la economía todo para arriba,,,, entonces escribí:
·         CFK: ¿No habla de inflación, 24 o 40% en 2014? ¿Cuánto en 2015? Ganancias en alza contra salarios con menor capacidad de compra.
·         El des-endeudamiento significó usar dólares para pagar deuda ilegítima ilegal y odiosa. No se habla de la deuda interna de organizaciones del Estado.
·         Hace 18 meses que cae la producción industrial. ¡Hasta ahora ni una mención!
·         ¡Crece la cosecha y hay récord de soja, con agro tóxicos, pueblos fumigados y grandes ganancias para Monsanto!
·         Dependencia energética es un problema. Hasta ahora ausente, además: ¿energía para que modelo productivo?
·         Atucha: ¿para qué modelo? ¿Para soberanía alimentaria o para soja y mega minería?
·         El acuerdo es con las petroleras más concentradas, Chevron a la cabeza. ¡Hay que diversificar la matriz energética!
·         Soberanía energética es retomar Petroamérica y no los acuerdos con Chevron, el fracking y los no convencionales!
Fue muy interesante la reflexión al tiempo que se vive y al papel de China en el sistema mundial, por lo que escribí:
·         La crisis capitalista convoca a mas capitalismo o a otra sociedad, socialista!
·         ¿China principal actor, de que sociedad? ¿Capitalista? Entonces, ¿fue buena la dependencia con Inglaterra y con EEUU?
·         ¡El G20 es instrumento de dominación capitalista! ¡Lo único hecho desde 2008 fue fortalecer al FMI, con acuerdo de Argentina, Brasil y México!
Cuando mostraban los aplausos de la platea, pensé y escribí:
·         ¡Patéticos aplausos de los votantes de la ley antiterrorista!!!
Ante anuncios ferroviarios, dije:
·         El material ferroviario puede producirse en el país, no hace falta importarlos.
·         ¡Enfer podía producir, los ferrocarriles deben ser socializados para otro modelo productivo!
Ante el elogio a la Universidad de las FFAA y su formación:
·         ¡FFAA formadas en Argentina de la mano de Milani y la inteligencia militar, con ley antiterrorista y Agencia de inteligencia!
La presencia de carteles levantando la consigna de APEMIA, la CTA Autónoma y varias organizaciones sociales y políticas motivó una encendida respuesta y escribí:
·         ¡Abrir los archivos de la AMIA y otros secretos! ¡Comisión Investigadora Independiente!
·         ¡Basta de impunidad de todos los aparatos del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial!
·         ¡El encubrimiento es política de Estado, por eso hace falta una Comisión Popular independiente, para investigar lo que el poder no hace!
Era ya sobre el final del discurso inaugural de un año legislativo más. El desafío sigue siendo la alternativa política.

Buenos Aires, 1 de marzo de 2015