Aumento de tarifas de electricidad y lucha por la distribución del ingreso

El gobierno anunció el incremento de tarifas de electricidad, con impacto muy destacado en la zona metropolitana. Se presenta como una medida para la igualación del precio en el ámbito nacional, para resolver el problema de rentabilidad de las empresas y al mismo tiempo reducir el déficit fiscal que generan los subsidios.
Junto al aumento de tarifas comunican una tarifa social para el sector de menores ingresos, a costa del Estado, cuando debiera ser a costo de las empresas.
Es claro que ello supone una importante discusión sobre el modelo energético construido en la Argentina luego de las privatizaciones de los noventa.
No haber modificado la política energética tiene los costos actuales en materia de tarifazos.
Menor consumo y mayor inflación
La medida tiene doble impacto en la mayoría de la población.
Por un lado disminuye la capacidad de gasto hacia otros destinos, ya que habrá que cancelar las facturas actualizadas a valores siderales, del orden del 500%, o más.
Por otro lado, quienes puedan trasladar a precios ese mayor costo de la electricidad, lo harán, encareciendo los precios en un momento de aceleración inflacionaria, restringiendo aún más la capacidad de consumo de la mayoría de la población de menores ingresos.
Es un tema delicado y largamente anunciado. Fue tema de la campaña electoral y por eso no debe sorprender.
Las empresas del sector eléctrico venían reclamando la actualización tarifaria y coincidían con los gobernantes actuales en cambiar subsidios por precio a absorber directamente por los usuarios.
El programa del poder
Una vez más las reivindicaciones empresarias son resueltas por el Gobierno Macri.
Se demandó devaluación; eliminación de las restricciones para operar en el mercado de cambios (cepo); quita y/o baja de retenciones; ajuste fiscal afectando el gasto social y en personal; tarifazo; y el gobierno cumplió.
Todo lo solicitado va siendo acordado. El poder satisfecho.
Así lo hizo saber esta semana la cúpula de los empresarios más concentrados de la Argentina, de visita en la Casa Rosada, la Asociación Empresaria Argentina.
La AEA reúne a los principales dueños y ejecutivos de las más grandes empresas que actúan en el mercado local: Techint, Arcor, Fiat, Bagó, Roggio, Irsa, Aceitera Deheza, Cartellone, los Grobo, el Santander, Clarín, La Nación, entre muchos otros. Algo así como la crema de las clases dominantes.
En la próxima semana comenzaran las negociaciones con los hold-outs o “fondos buitres” para negociar “en serio” el pago de la deuda reclamada en la sentencia del Juez estadounidense.
Al mismo tiempo, podrá materializarse el préstamo colectivo por 6.000 millones de dólares de un pool de bancos transnacionales, que al tiempo que acrecienta las reservas internacionales, ofrece una señal de seguridad en el cumplimiento de las acreencias externas. Es la seguridad para el poder económico de adentro y de afuera.
El ajuste en acción
Mientras tanto continúan las cesantías en el Estado y en el sector privado, con réplicas muy importantes del movimiento de trabajadores, que marcan los límites a la ofensiva contra el empleo y el salario.
No resulta sencillo para el gobierno pasar por encima de derechos laborales conquistados.
Los estudios sobre precios y salarios circulan entre las direcciones sindicales preparándose para las negociaciones colectivas, donde la discusión docente aparece en primer lugar.
Si el gobierno pretende colocar su objetivo inflacionario del 20 a 25%, se encuentra con un INDEC que oficializa la evolución de precios según marca los institutos de la Ciudad de Buenos Aires o la Provincia de San Luis.
En ningún caso las proyecciones de demanda salarial bajan de 30 a 40%, incluso 45%, sin hablar del impacto del aumento tarifario.
Para colmo, los trabajadores de ATE del INDEC presentaron una actualización del informe de febrero del 2015 sobre ¿CUANTO DEBIERA SER NUESTRO SALARIO COMO MÍNIMO?
La propuesta es a diciembre del 2015 y señalan que “para un Hogar constituido por una pareja con dos hijos menores es de $15.677,40”.
Adicionemos a eso la inflación de enero, el tarifazo sobre electricidad y la continuidad del traslado a precios de la devaluación, con lo cual, la disputa por la distribución del ingreso augura un tiempo de conflictividad social creciente.
Asunción, 29 de enero de 2016


Macri en Davos para seducir al poder mundial

Macri busca normalizar las relaciones políticas y económicas de la Argentina con el poder económico mundial y por eso concurrió al Foro Económico Mundial en Davos, con señales hacia los principales protagonistas del sistema capitalista: el gobierno de EEUU, el inglés, el FMI y ejecutivos de las transnacionales ávidas de negocios con segura rentabilidad. La movida argentina fue presentada como sistémica con la compañía de buena parte del Poder Ejecutivo y Sergio Massa como líder de la oposición peronista. Oficialismo y oposición juntos para una opción de política de Estado amigable con la liberalización.
Llevaba Macri en su haber el cumplimiento de la demanda de la cúpula concentrada de las empresas que actúan en el país: la devaluación de la moneda, la eliminación y reducción de las retenciones y una mayor liberalización de la economía, acompañada de una brutal modificación regresiva de los precios relativos contra los ingresos populares y favorables a las ganancias. La inflación que miden las provincias de San Luis y la Ciudad de Buenos Aires, referentes del INDEC ante la ausencia de indicadores propios, señalan una variación promedio del 6% para diciembre pasado y similar para enero 2016, consolidando la transferencia de ingresos de los de abajo a los sectores más concentrados en disposición de aumentar precios.
Además, se hace propaganda del compromiso de terminar con la cesación de pagos declarada en 2001, por lo que se propone arreglar con los holdouts, los “fondos buitres” que tienen sentencia de cobro por parte de la justicia estadounidense. En ese marco se habilitó al FMI que vuelva a auditar las cuentas de la Argentina según establece el estatuto del Fondo, t así, las restricciones externas para préstamos al país empezaron a flexibilizarse con el rumbo económico del gobierno Macri, aunque las divisas no terminan de ingresar.
De hecho, la colocación del Bonar 2020 en estos días y el canje de Bonos con vencimiento en 2017 tuvieron escaso impacto y pone en evidencia, que no alcanza con buena voluntad y profesión de fe por la iniciativa privada para que se concreten operaciones de ingresos de dólares a la Argentina, ya que la situación de la economía mundial no acompaña las expectativas de los empresarios gobernantes del país.
Lo concreto logrado es el ajuste interno
El FMI corrigió a la baja las estimaciones de evolución de la economía mundial, que en la coyuntura no solo incluye a los países capitalistas desarrollados como hasta hace poco, sino también a los llamados emergentes, especialmente a Brasil en franca caída y a China con desaceleración confirmada con un crecimiento del 6,9% para el 2015, menos de lo esperado y claro, mucho más que el pobre promedio de la economía mundial. Para la Argentina, la previsión es recesiva, con caída de su capacidad de producción.
El dato real es que los capitales globales, salvo ofertas excepcionales de rápida rentabilidad, prefieren la seguridad de los mercados tradicionales, especialmente EEUU con sus expectativas de subas de la tasa de interés, y por eso hay disputas inter-capitalistas que se manifiestan como “guerra de monedas” en un ciclo donde la mayor valorización de la moneda estadounidense induce la baja de los precios de las commodities, entre ellos el petróleo, el gas y de interés para la Argentina, los alimentos y muy especialmente la soja. Parte de ese fenómeno se manifiesta como crisis de las bolsas en todo el mundo, y la de la Argentina es una de las más perjudicadas en este comienzo del 2016.
La realidad es que la disputa por el ingreso y la riqueza se concentra en la redistribución regresiva hacia el interior de la Argentina. Por eso se cuentan por miles los desempleados del Estado y el sector privado, la cara visible del ajuste prometido y ejecutado. Se aprovecha el consenso electoral en el primer tramo de ejercicio de un gobierno que funciona a base de Decretos e iniciativa política e ideológica mediática para construir aceptación social más allá de lo obtenido en las urnas. Es curioso, pero el autoritarismo está asociado a la búsqueda de mayor consenso. Se presenta como señal de autoridad, de eficacia de gestión. Se trata de lógica política de empresarios por la eficiencia en la gestión.
El capitalismo mundial en crisis necesita de más liberalización de la economía y el gobierno Macri es funcional a ese programa. Los capitales transnacionales aguardan conocer cómo se procesa el conflicto social, con represiones diversas y confrontaciones en un tiempo de receso por vacaciones, con negociaciones paritarias que empiezan a intervenir en el debate económico y político, caso de los docentes, los bancarios o los petroleros. Todo agudizado con la incertidumbre derivada de la ausencia de cifras oficiales que midan la evolución de precios y salarios.
Los propósitos del Foro Económico Mundial
Davos reúne al poder económico mundial desde hace 45 años, cuando se convocó al primer Foro Económico Mundial en 1971, con la crisis capitalista de entonces asociada a la disminución de las ganancias gestada desde la mayor acumulación de poder popular en la historia.
Entonces parecía imparable el socialismo en el mundo, con EEUU enterrado en el fango de Viet Nam, que irremediablemente perdería poco tiempo después. En ese marco, el poder sindical había arrebatado históricas conquistas al poder concentrado. El Sur del mundo ejercía su capacidad de demanda asociada al sistema socialista para discutir un Nuevo Orden Económico Mundial, como Carta de los Deberes y Derechos de los Países en debate de la ONU en 1974, solo con 12 votos en contra.
A comienzos de los años 70´, el imperativo era frenar la acumulación de poder popular y se desató una gigantesca ofensiva del capital sobre el trabajo. Una ofensiva de contrapoder para restaurar la capacidad de mando y dominación del capital en la civilización contemporánea. Davos renueva en esta versión del 2016 sus propósitos, aunque sobre el mar de una crisis capitalista que empezó a visibilizarse desde el 2007/8.
La esperanza por una alternativa se procesó con el cambio político en Nuestramérica, justamente en el momento de eclosión de la nueva crisis mundial en 2007. Macri en Davos llevó tranquilidad al poder económico por su disposición a retomar el programa de máxima del gran capital e intervenir en la región para orientar su rumbo hacia la liberalización. Su política internacional inducirá las ansias liberalizadoras de corrientes afines en los gobiernos de Uruguay y Paraguay para contrarrestar el peso de Venezuela o Bolivia en el Mercosur, con un Brasil abocado a resolver su propia crisis interna y lejos de toda pretensión hegemónica regional.
Lo alternativo como asignatura pendiente
Por eso, la pregunta que se impone, para la Argentina y la región es relativa a los límites del proyecto de cambio político, especialmente en las modificaciones estructurales de orden económico. No haber avanzado en ese camino generó las condiciones de retorno al proyecto hegemónico de las transnacionales, los organismos internacionales y los países más desarrollados del capitalismo y el imperialismo.
El proyecto alternativo sigue siendo la asignatura pendiente. Es necesario instalar esa conclusión en la sociedad, ya que no alcanza con propugnar un sentido común de retorno a procesos que mostraron sus límites e incapacidades para transformar profundamente la realidad. La foto del balotaje con dos opciones constituye un problema para construir ese proyecto alternativo. La opción binaria del balotaje no sirvió para identificar rumbo alternativo al orden capitalista y su cristalización en el debate político cotidiano es un límite a superar.
La iniciativa política del gobierno Macri unifica acciones y movilizaciones para la defensa de reivindicaciones económicas y sociales. El problema es que no se requiere solo la unidad de acción, incluso de unidades orgánicas, tal como se sugiere con las CGT o las CTA. La cuestión de fondo es sobre la hegemonía de ese accionar en unidad, si para retomar procesos que demuestran sus límites para avanzar en proyectos de emancipación social, o si se define una propuesta con suficiente densidad social y política para desafiar al orden de Davos.

23 de enero de 2016

Más deuda pública y ajuste fiscal en el mensaje de Prat Gay

El pasado miércoles 13 de enero habló, a un mes de asumido el gobierno de Macri, el ministro de Economía.
La primera curiosidad es que su crítica al gobierno anterior remite al periodo 2007-2015. Tiene lógica, ya que englobar a todo el ciclo entre 2003 y 2015, lo involucraba a él mismo al frente del Banco Central entre diciembre del 2002 a septiembre del 2004, entre los gobiernos de Duhalde y Kirchner.
Es más, hizo el autoelogio de haber contribuido con la política monetaria del BCRA a disminuir la inflación del 40% al 5%, y aun reconociendo circunstancias distintas, oculta que la baja de la inflación estuvo asociada a la recuperación económica luego de años de recesión entre 1998 y 2002, una reactivación sustentada con la devaluación y la cesación de pagos.
Ambas medidas (devaluación y default) favorecieron, brutales transferencias regresivas de ingresos mediante, la instrumentación de políticas económicas activas y políticas sociales masivas (Plan Jefas y Jefes de hogar) al evitar pagos a los acreedores no privilegiados (recordemos que a los organismos internacionales, siempre se les canceló los vencimientos).
En la actualidad, si bien venimos de un periodo de desaceleración económica y recesión industrial, sin la profundidad del ocaso menemista, los pagos de deuda vienen siendo crecientes y lo serán mucho más a partir de la negociación anunciada con los buitres (hold-outs) y la justicia estadounidense.
Los crecientes pagos de deuda, el llamado desendeudamiento, significaron cuantiosos pagos de viejas deudas, al tiempo que se asumía nuevos endeudamientos, especialmente con organismos nacionales, del tipo del BCRA o la ANSES. Esos bonos con los organismos nacionales son los que ahora se utilizan como garantía para nueva deuda externa.  
Recordemos que a la salida de la crisis del 2001, la devaluación orientada a reactivar la “producción y la competitividad local”, estuvo acompañada de la cesación parcial de pagos, liberando fondos públicos para la política económica y social desde el 2002, lubricando un consenso que sustenta el ascenso electoral del ciclo kirchnerista entre 2003 y 2011.
La devaluación actual, más que activar la competitividad o la productividad de la producción local, actúa directamente como un mecanismo de mejora de la rentabilidad de la cúpula empresarial, especialmente de los sectores hegemónicos de la producción agraria e industrial asociada a la exportación, y claro, como siempre, la banca y los capitales concentrados en el ámbito de la especulación.
Alfonso Prat-Gay quiere mostrar los logros macroeconómicos a la salida de la recesión 1998-2002, asumiéndose protagonista de esa historia y se pone nuevamente en ese lugar, ahora como Ministro de Economía, pretendiendo asimilar la herencia actual a la debacle del 2001.
En su mensaje habla de la herencia negativa, especialmente la continuidad del default, que habría que superar para volver al mercado financiero mundial. Ahora, la continuidad de la cesación de pagos sería una situación negativa en su lógica analítica del presente, cuando en realidad, fue una condición de posibilidad indispensable para la recuperación macroeconómica desde el 2002.
Por eso sugiere negociar “en serio” en EEUU, situación que ya está en marcha, incluso la licitación de una nueva representación de abogados ante la justicia estadounidense.
Claro que señala el despropósito de la justicia estadounidense que multiplicó por diez, vía intereses punitorios, una deuda de capital que en origen era menor a 500 millones de dólares (demanda de los buitres).
Ese monto más punitorios y otros acreedores no partícipes de los canjes de deuda del 2005 y 2010 acrecen la demanda a casi 3.000 millones de dólares; base de la discusión en estos días para terminar con el default y volver al mercado de créditos mundial en condiciones similares a la de otros países de la región (tasas del 4 al 6%).
La deuda constituye un capítulo esencial de la política económica actual y condiciona al conjunto de decisiones que asume el gobierno, privilegiando a los acreedores del Estado por encima de cualquier propósito, aun cuando se formula el objetivo de pobreza cero.
Inflación, precios, salarios y el papel del Estado
El ministro insiste en un diagnóstico ortodoxo sobre la inflación, el que podría resolverse con restricciones en la política monetaria, fiscal y de ingresos, o sea con ajuste.
El Estado “bobo” sería el responsable de la inflación. Dice Prat Gay que el Estado gasta más de lo que recauda y denuncia un déficit fiscal primario (antes de pagar deuda) para el 2015 de 5,8% del PBI, contra el 2,3% informado por la gestión anterior.
El dato acrecido surge de incluir gastos no registrados en las cuentas oficiales (deudas a proveedores, p.e.) e ingresos incorrectamente incluidos, caso de los aportes del BCRA o de la ANSES, aunque admite que es una tesis discutible.
Si se suma el pago de intereses, el ministro de economía denuncia un déficit fiscal total del 7%.
Vale discutir lo del Estado bobo, calificativo que escamotea el carácter capitalista del Estado en la Argentina, desde que este se considera país independiente.
Por lo tanto, el Estado, más que bobo, siempre estuvo al servicio de algún sector de la clase dominante, claro que con los matices que pueden diferenciar los regímenes militares a través de la historia, especialmente entre 1930 y 1983 respecto de los gobiernos constitucionales en ese periodo y los previos; incluso los matices y especificidades de las lógicas de dominación capitalista en el ciclo 1983 y el presente.
No hay Estado ausente, sino un Estado que define esencialmente el orden económico, social y cultural. Eso remite a una construcción histórica del modelo productivo sojero, mediado con los cambios institucionales y operativos de la producción ocurridos en los 90; pero también el despliegue de la mega minería a cielo abierto, consolidado con las modificaciones de la última década del siglo pasado; o la extensión de la industrialización dependiente de insumos y partes del exterior (desde siempre); junto al condicionante del endeudamiento y la lógica especulativa del sistema financiero, asociada a la dinámica delictiva del narco tráfico, la trata de personas o la venta de armas.
Remito a una realidad construida desde el Estado, con matices, en los 40 años a cumplirse el próximo mes de marzo. La soja emerge en los 70 y se consolida como cultivo hegemónico en los 90. El cambio del código minero y la legislación específica del sector hizo atractiva a la cordillera para las grandes mineras transnacionales, del mismo modo que el extractivismo petrolero busca rentabilidad explotando los hidrocarburos no convencionales. La ley de entidades financieras y la de inversiones externas datan de los años de la dictadura genocida.
Cada gobierna milita “su” Estado y le adiciona capas de personal necesaria para cada proyecto político. El Ministro es un militante del proyecto Macri y las aspiraciones de las clases dominantes asociadas por primera vez a una gestión gubernamental sustentada en el voto mayoritario de la sociedad.
El ministro quiere quitar lastre del gasto público y por eso alude a la “grasa militante”. No se lo ocurre disminuir gasto vía la suspensión de pagos de la deuda, y ojo que a la Argentina no le fue tan mal entre 2002 y 2007, con cesación de pagos y aislamiento de la lógica financiera mundial que castigaba al país por el default.
Lo concreto sugerido explícitamente es el ajuste del salario y del empleo, especialmente en el estado. Ni siquiera es sutil cuando sugiere paritarias por debajo de su objetivo de inflación: entre el 20 y 25%. Incluso amenaza con quedar descolocado al que negocie por encima de esa “meta de inflación”.
Se trata de un mensaje ortodoxo, de alguien que se presenta como neo-keynesiano. En rigor, es un pragmático que piensa en la mejor manera de hacer funcionar, según sus intereses, al capitalismo local.
La herencia y las propuestas
El ministro carga la responsabilidad sobre el déficit fiscal al derroche de los gobiernos de Cristina Fernández, más que al de Néstor Kirchner, y no realiza ningún análisis sobre el modelo productivo y de desarrollo construido por décadas, más allá del ciclo kirchnerista.
El kirchnerismo en la oposición no acepta ningún diagnóstico crítico sobre ese modelo productivo consolidado en tres turnos y su correspondiente modelo de desarrollo sustentado en el consumismo y la extranjerización de la economía.
Es más, el comentario entre los seguidores del kirchnerismo alude al límite de haber realizado lo que se pudo, sin imaginar nada más allá de lo intentado o ejecutado, ya que la sociedad no hubiera acompañado.
Nuestra tesis es que la sociedad nunca fue convocada a discutir el modelo productivo y de desarrollo construido entre 1976 y 2001, y que la respuesta electoral remitió a otro debate, quizá más asentado en las formas del ejercicio de la política. Se trata de un problema, ya que el discurso oficial se apoya en el convergente consenso electoral al respecto.
La mayoría de la sociedad expresó en el voto la insatisfacción del proceso previo, por lo menos en su tramo final, entre 2013 y 2015, y se expresó entre otras formas en paros generales y extensión de la protesta social, los que no pudieron materializarse en propuesta política para la disputa del gobierno, por lo que el resultado del castigo emerge en un gobierno alineado a la derecha política y por la liberalización de la economía.
El discurso kirchnerista se asume como el límite de lo posible y se atrinchera en su propio relato, sin imaginar la radicalización programática y menos la constitución de una subjetividad popular para encarar transformaciones sociales. No es solo un problema de Argentina y puede identificarse como dificultad central para los procesos de cambio en Nuestramérica en este Siglo XXI.
Existe la necesidad de construir relatos alternativos al macrismo y al kirchnerismo, para encarar el proceso emancipador. Mariategui aludía al mito de la revolución socialista hace un siglo, como tarea de los pueblos en Nuestramérica.
Puede ser que atrase un proyecto que sustente nuevamente el mito del socialismo, como muchos me dicen, pero más atrasa la propuesta liberalizadora, base de las consignas de los iniciáticos liberales del dejar hacer.
¿Qué es más antiguo, el liberalismo o el marxismo, el capitalismo o el socialismo?
En rigor, ni más antiguo ni más moderno, solo un interés de clase, de los que dominan o los dominados que luchan por su emancipación.

Chapadmalal, 16 de enero de 2016

Aumentos de precios y chantajes entre empleo y salario

La inflación está en el centro de la evolución económica de estas horas, con una aceleración que se inició antes de asumir el nuevo gobierno de Macri y que no para en el verano, con una proyección preocupante para todo el 2016, con valores que se acercan al 40% y sin el INDEC normalizado.
No se trata de adivinar a cuanto escalará la suba de precios, pero el tema es clave a la hora de discutir, próximamente, las paritarias. La regresiva distribución del ingreso actúa ya, bajo la lógica del mercado, en la oferta y la demanda, de precios en alza e ingresos populares congelados.
El aumento de los combustibles de 6% en esta semana, que se replicará en marzo próximo resulta emblemático, por su impacto en toda la cadena de valor. Alimentos y medicamentos están a la cabeza del aumento de precios, y son precisamente importantes al medir la capacidad de compra de la mayoría de la población.
Los aumentos de precios posibilitan recomponer las ganancias de las empresas con capacidad de fijar precios, en un ciclo de desaceleración económica y recesión productiva, al mismo tiempo que deprimen la capacidad de compra de los ingresos fijos, imposibilitados de actualizar sus precios, el de la fuerza de trabajo. Por eso, a comienzo de año, se sigue demandando un bono compensatorio de fin de año.
Empleo o salarios
Resulta interesante considerar el chantaje del Ministro de Economía, quien sugiere optar entre empleo y actualización salarial. Se trata de una opción que se presenta en el marco de despidos que ocurren tanto en el sector estatal como en el privado.
En el Estado el tema se enrarece con la discusión de los “ñoquis” o designados políticamente, escamoteando el tema de fondo de la precariedad laboral de contratados por más de una década. En el sector privado, la realidad de los despidos transita por la lógica de la impunidad derivada de la ausencia de delegados de las/os trabajadoras/es.
La discusión sobre “ñoquis” oculta el debate sobre bajos salarios y precariedad, especialmente en los Estados municipales, con ingresos de trabajadores menores a los de los Estados provinciales y de estos respecto de la Nación. Sin hablar de la inseguridad de esos contratos, explicitados con la masiva rescisión ocurrida en estas horas, acompañada de represión ante la lucha de esas cesantías.
Queda claro que la variable de ajuste son las/os trabajadoras/es, contra la impunidad empresaria y una política económica de ajuste fiscal regresiva y estimulo inflacionario que consolida la brutal transferencias de ingresos desde la mayoría de la sociedad a la minoría más concentrada del poder económico.
El Estado en debate
Incluso, lo que no se discute es ¿qué Estado es necesario?, ¿con cuántos trabajadores y para qué funciones? Ello nos lleva a una discusión sobre los ingresos y los egresos del Estado, o sobre quienes sostienen financieramente al Estado y en que se gasta. El Estado siempre actúa, lo que necesitamos esclarecer es para quién actúa, quién se beneficia y quién se perjudica.
La historia reciente del debate presupuestario, por ejemplo, se agota en la iniciativa del Poder Ejecutivo y su hegemonía en el Parlamento o su capacidad negociadora con legisladores opositores, tal como ocurre en estas horas en la Provincia de Buenos Aires con oficialismo sin mayoría en el Congreso provincial.
Es cierto que lo formal deriva en una democracia “delegativa, representativa”, sin lugar a la participación social. No existe participación de la sociedad en el debate, salvo la delegada a los poderes legislativos y ejecutivos.
Algunas veces se nos consulta sobre qué medidas alternativas podrían sustentarse. Bueno, el presupuesto participativo, con asambleas territoriales o sectoriales serviría para considerar la orientación de los recursos públicos en diferentes niveles del Estado, municipal, provincial o nacional.
Es una utopía esperar una respuesta en ese sentido desde un gobierno que se orienta a profundizar la iniciativa privada, pero constituye un programa a sustentar desde el movimiento popular.
Discutir el régimen tributario es una gran asignatura pendiente, mediada por límites del régimen federal actual y sus formas de funcionamiento, en donde opera el condicionante financiero de la Nación sobre las provincias y de éstas sobre las Municipalidades.
Cuestión de poder
Tanto la inflación como el Estado remiten a una cuestión de poder. Por eso se propone desde el gobierno Macri un Pacto Social tripartito, entre el sector empresario, el sindicalismo y el Estado, que ahora parece demorarse hasta que se pueda deteriorar la capacidad negociadora de trabajadoras y trabajadores. Los empresarios están más que dispuestos para una negociación condicionada, en la perspectiva de contener el costo salarial e inducir una escalada de facturación y ganancias.
El conflicto social existente demora los objetivos del gobierno por el pacto que ajuste salarios, por lo que dejan operar las leyes del mercado, con la escalada de precios y un restringido accionar del Estado para morigerar el impacto social, con el bono mísero de $400 para jubilados de la mínima y planes sociales; la continuidad de los “precios cuidados”, claro que con precios actualizados, y alguna mediación en conflictos visibilizados por la prensa, caso de Cresta Roja.
Desde el gobierno Macri se imaginaba que su política de shock iba a ser acompañada, desde el consenso electoral, por la docilidad de la organización social y sindical de los trabajadores, pero también por la solidaridad y disposición de los mercados mundiales.
Ninguna de ambas premisas se materializa. No hay disposición social a resignar derechos adquiridos, y la crisis mundial tiene dinámica propia más allá de la profesión de fe ideológica en la lógica mercantil.
La sorpresa de estas horas es China, con nuevas devaluaciones e impacto en los precios relativos a escala global, con baja de los precios de las commodities, especialmente el petróleo y los alimentos, y fortalecimiento del dólar contra otras monedas mundiales. La guerra monetaria continúa y es forma de expresión de la disputa entre los Estados nacionales por atraer capitales excedentes del sistema mundial.
¿Qué tiene que ver todo esto con la Argentina? Que los sojeros quieren un mejor tipo de cambio ante la baja del precio de la soja. El dólar volvió a subir esta semana, con mayor demanda de importadores. Eso alimenta la expectativa especuladora de productores ara la exportación, que retienen producción en espera de mejor cotización de la divisa. Además, los capitales que se buscan en el exterior, inversiones o préstamos, para sustentar la política económica de Macri demandan enormes concesiones para decidir su rumbo inversor o de préstamo en el país, tentado por las ofertas sugeridas en otros territorios, especialmente, por la expectativa de continuidad en la suba de las tasas de intereses en EEUU.
No es tan sencillo para el gobierno Macri construir el consenso político hacia un programa reaccionario, y no alcanza con lo logrado en el proceso electoral, ya que a la hora de gobernar, las contradicciones locales y globales actúan. Es la lucha de clases que se abre camino más allá de la voluntad gubernamental.
Es poco lo cambiado esencialmente en Argentina, ya que el modelo productivo y de desarrollo se sostiene, con modificaciones en la explicitación del interés por las ganancias de las empresas, enfatizado por un gobierno sin mediación política, con empresarios definiendo las políticas de Estado. Por ello es que se impone el debate de la cuestión del poder, en el orden local y mundial.

Buenos Aires, 9 de enero de 2016

Los desafíos para el 2016. Declaración de la Corriente político sindical en la CTA Autónoma

Los desafíos para el 2016
Quienes integramos la Corriente Político Sindical en la CTA Autónoma somos conscientes de los enormes desafíos que se nos  presentan para el 2016, a nosotros, a la CTA A y a todo el movimiento obrero y popular.
I
En primer lugar, necesitamos hacer una cuidadosa lectura de los acontecimientos sociales, políticos, económicos y culturales transitados desde la pueblada del 2001.
Como protagonistas de aquellos acontecimientos, debemos reconocer los límites de los proyectos políticos (en algunos participamos, en otros no, y en otros acompañamos) actuantes en el periodo. Todos ellos fueron en definitiva no aptos para encauzar el proceso de transformación y emancipación social. Es lo que explica la actual CRISIS de ALTERNATIVA POLÍTICA como dato esencial a resolver en el presente y futuro inmediato.
Algunos de esos proyectos acumulaban (lo siguen haciendo) en la CTA, hoy CTA Autónoma; principal ámbito de nuestra actuación. Esos proyectos actúan e intervienen con sus iniciativas para empujar o dificultar objetivos establecidos desde la Central desde 2002 (Congreso de Mar del Plata por la construcción de un movimiento político social y cultural de liberación).
La rebelión popular desplegada especialmente entre 1997/8 y 2001 tuvo a la CTA como un destacado protagonista de la lucha, la organización social y política, la construcción de sujetos activos y movilizados, contribuyendo a la elaboración de un programa, que distorsionado es hoy realidad (asignación universal para menores; generalización de las jubilaciones; política social masiva).
Pese a ello, la CTA se fracturó hacia 2010 desde una crisis evidenciada desde 2007/8 ante la consolidación de la propuesta kirchnerista en cientos espacios del movimiento popular. Muchas organizaciones sociales y políticas fueron atravesadas y cooptadas por la iniciativa política del kirchnerismo, poniendo en riesgo la autonomía de la Central. Ello impone una caracterización adecuada del proceso político 2003-2015 y la hegemonía kirchnerista en ámbitos de la sociedad y del movimiento popular.
El reconocimiento legal de la CTA A a fines del 2014 y la elección de autoridades de mayo de ese año pareció consolidar a la CTA A. Los distintos proyectos políticos en su seno limitaron la disposición de la CTA A para constituirse en articulador de un amplio movimiento popular con diversidad de proyectos políticos, desde sectores del kirchnerismo a la más diversa izquierda. Ese papel de articulador del movimiento popular sigue siendo parte esencial del trabajo de la CTA A.
II
El nuevo gobierno de Macri nos desafía a profundizar el diagnóstico sobre el orden capitalista y la lucha de clases local, regional y mundial.
Algunos pretenden instalar el diagnóstico del retorno del neoliberalismo, como si los cambios institucionales de los 90´ no hayan continuado operando bajo gobiernos K. Con esa argumentación enfrentan al gobierno Macri para generar condiciones de retorno en el próximo turno electoral.
Desde allí se propugna un frente amplio anti Macri, que escamotea un severo análisis de las continuidades esenciales en estos años del modelo productivo sojero, mega minero, de fracking y de industrialización dependiente, junto al condicionante del endeudamiento.
Nuestro desafío es la confrontación al gobierno Macri y la denuncia de las continuidades esenciales del modelo productivo K respecto de lo construido en los 90´ y su antecedente desde la dictadura genocida. Por eso, nuestra propuesta y desafío se afirma en la autonomía y la lucha, alentando la orientación de la CTA A, como Central CLASISTA, ANTI CAPITALISTA Y ANTIIMPERIALISTA.
En ese marco existe la posibilidad de ampliar las alianzas con sectores del kirchnerismo y otros, pero para una perspectiva no solo anti Macri, sino anticapitalista. Ese es el marco para intentar articular el amplio espectro de la izquierda en el movimiento popular, algo similar al intento de la articulación para la movilización del 22/12 por un bono compensatorio de fin de año.
Es cierto que los 40 años que nos separan del 24/3/76 generó un proceso de despolitización y desideologización de gran parte de la sociedad argentina, y eso dificulta cualquier radicalizada propuesta. Ello nos exige más esfuerzo en la argumentación relativa a la necesidad de confrontar con el sistema capitalista, algo en lo que deberemos intervenir, entre otras iniciativas, desde los Encuentros por un Pensamiento Crítico.
Estamos desafiados a discutir el modelo productivo, como base de la crisis contemporánea, el cambio climático, los problemas energéticos y difundir el programa por la SOBERANÍA ALIMENTARIA, ENERGETICA, FINANCIERA, etc.
La lucha por la SOBERANÍA POPULAR es uno de nuestros ejes de acumulación.
III
Estamos desafiados a considerar el proceso de cambio político en Nuestramérica desde el comienzo del Siglo XXI y a pensar los desafíos actuales para avanzar en el proceso de emancipación social.
Para eso debemos discutir la política internacional de la CTA A. Somos promotores de la mayor articulación de la Central en el ESNA, que hará su VII° Encuentro en Montevideo a fines de marzo y comienzo de abril. La ocasión será propicia para compartir diagnóstico y propuesta con otras/os compañeras/os de Nuestramérica sobre las tareas del movimiento obrero regional y mundial para enfrentar el momento actual de ofensiva de las clases dominantes en la región y el mundo.
Construir nuestra ofensiva es la tarea y el desafío, por ello el anticapitalismo y antiimperialismo, asociado al anticolonialismo, en lucha contra el patriarcalismo, el racismo y toda forma de discriminación.
Hacia el 2004 Hugo Chávez nos señalaba que el capitalismo no tiene soluciones para los pueblos de Nuestramérica y del mundo. Tenía razón y ahora se pueden ver con claridad los límites de los procesos de cambio político que en la región no avanzan en modificaciones estructurales de las relaciones sociales de producción, distribución, cambio y consumo.
Esos límites son la contracara de la ofensiva del capital sobre el trabajo, el saqueo de los bienes comunes y la iniciativa cultural reaccionaria y consumista que se despliega con la asistencia cómplice de los monopolios de la comunicación e información.
El sistema capitalista y su hegemonía estadounidense despliegan una enorme variedad de iniciativas militares, culturales, económicas y sociales para postergar su eclosión. Nuestra tarea debe desplegarse en múltiples iniciativas de articulación del movimiento popular mundial por la emancipación social. En ese marco se inscribe nuestra lucha contra la liberalización, sea por la vía de los tratados de libre competencia, caso de las negociaciones con la Unión Europea o la Alianza del Pacifico; los de defensa de los inversores externos (tratados bilaterales de inversión); todo lo cual lo hacemos desde la integración y lucha de los pueblos.
IV
Los desafíos para el 2016 son gigantescos. Ratificamos nuestra identidad en la CTA A y afirmamos el carácter estratégico de la Central para construir la unidad más amplia del movimiento popular en la Argentina, en Nuestramérica y en el mundo.
Lucharemos para evitar fragmentaciones innecesarias en el seno del movimiento popular. Se trata de impulsar el fortalecimiento de la definición y lucha por los objetivos colectivos de la clase por encima de las pretensiones sectoriales o facciosas, fortaleciendo los sindicatos y organizaciones sociales de trabajadoras y trabajadores en la CTA A.
Nos esforzaremos por construir la ofensiva del movimiento de trabajadoras/es en articulación con el diverso movimiento popular. Es parte de nuestro aporte a la conformación del movimiento político social y cultural de liberación.
Estimularemos la necesario fortaleza de la CTA A en el sector privado; del despliegue integral de la batalla por la educación y organización de las/os trabajadoras/es del sector; de una mayor organización y articulación con las diversas formas que asume el movimiento territorial y social; y estimular el debate y el pensamiento crítico para ser más rigurosos en el conocimiento de la realidad y su transformación.
Son tareas definidas en la CTA A que nos comprometen junto al conjunto de la militancia que construye la Central en todo el territorio nacional. Nos remite a una historia de pluralidad, autonomía y lucha, por la libertad y la democracia sindical; por un nuevo modelo sindical con base en democráticos debates, contra las corporaciones sindicales y el unicato de un viejo sindicalismo, siendo conscientes de nuestros propios problemas para superar esas antiguas prácticas. Es el mandato de Burzaco y reconocer críticamente nuestras limitaciones y desafíos para construir una Central de masas para la unidad del movimiento de trabajadores.
Este material requiere ser completado en múltiples encuentros de la militancia, pero para reflexionar en este fin de año y comienzo de otro de luchas por la emancipación, lo hacemos circular. Quien quiera adherir puede mandar su adhesión a: corrientecta@gmail.com
¡Feliz 2016!
1 de enero de 2016

FIRMAN: José Rigane, Víctor Mendibil, Carlos Chile, Hugo Blasco, Guillermo Díaz, Marcos Wolman, Pola Monti, José Luis Ronconi, Carlos Ordoñez, Julio Gambina, Beatriz Rajland, Daniel Campione, Carla Rodríguez, Néstor Jeifetz, Homero Ramírez, Daniela Rodríguez, Maria Eugenia Kena Reyes Araya, Gustavo Tere, Gabriel Martínez, Angel D´Amico, Rubén Chirizola, Oscar Quinteros, María Elena Saludas, Eduardo Smidt, Manuel Gutiérrez, Carlos Oroz, Susana Colli, Néstor Dimilia, Julio Acosta, Cristian Rosso, Luciano Vuillerin, José Cisneros, Mauro Perrone, Fernando Pita, Leandro del Grecco, Osvaldo Boulán, Sergio Pellegrini, Rodolfo Rodríguez, Olga Bastio, Marisa López, Mariano Randazzo, José Lualdi, Edgardo Fernández Stacco, Gabriel Cena, Hilda Abad, Emiliano Randazzo, Carlos Perusini, Marcos Perusini, Héctor Manfredo, Rubén Giménez, Toribio Navarro, Ricardo Morel, Mario Ramirez, Sixto Aguirre, José Luis Bournasell, Enrique Elorza, Ester Kandel, Jorge Luna,

Expectativas regresivas para el 2016

Terminaron las fiestas de fin de año y a menos de un mes de gobierno Macri, nos queda muy clara la orientación de su gestión.
En materia de política económica profundiza el legado reaccionario de los cambios instituidos en la década del noventa, nunca modificado en su esencia y que  convalida un modelo productivo dependiente de la dominación de los capitales transnacionales y la subordinación a la lógica hegemónica del capitalismo mundial.
Supone un país proveedor de materias primas, principalmente soja, con una industria de ensamble, ejemplo de las automotrices, y dependiente, junto a un espacio favorable a la especulación financiera, entre plazos fijos, compra venta de dólares o inversiones en la bolsa. Una realidad excluyente socialmente, poco propicia para hacer realidad el objetivo de pobreza cero planteado hacia 2019.
La afirmación en general que sostenemos resulta de varias medidas adoptadas y otras anunciadas o sugeridas para el futuro cercano.
Inflación y paritarias
Entre las que están en curso remitimos a los cambios de los precios relativos generados desde la devaluación, con importante peso en la evolución de la inflación.
Si con el kirchnerismo había dudas y polémica sobre los datos del INDEC, la “emergencia estadística” decretada por el gobierno, escamotea ahora cualquier dato sobre evolución de precios.
¿Cuánto aumentaron los precios entre noviembre y diciembre del pasado año? ¿Cuánto aumentarán en los primeros meses del 2016? Son interrogantes de difícil respuesta, aunque si conocemos del alza de precios de los alimentos y medicamentos, entre otros rubros, asociados a la discusión por incrementos asegurados de los combustibles y los automotores. Ni hablar de la corrección de las tarifas eléctricas desde marzo, más allá de la “tarifa social” para una minoría de la población.
¿Cuál será el precio de la fuerza de trabajo? Es un tema urgente en el debate paritario, que tiene a los docentes como testigo en el comienzo de año.
La lucha por los bonos de fin de año anticipó el conflicto por la adecuación salarial. Los privados se movieron con negación de aportaciones por límites derivados de la desaceleración económica o recesión productiva, hasta sumas compensatorias muy dispares con los máximos obtenidos en el sector bancario, entre 10.000 y 18.000 pesos por única vez.
En el Estado, la respuesta fue parcial en el ámbito de algunas provincias, con el agravante de la crisis fiscal, los ajustes de plantas y revisión de contratos, especialmente en el Estado Nacional, lo que motivó respuesta de ATE con un primer paro nacional a la gestión Macri.
No hay balance conclusivo al respecto, poniendo en evidencia la existencia de un espacio para la disputa, expresión de la organización conquistada en estos años. Por más que se pretenda, no solo existe iniciativa política en el poder, sino también capacidad de acción en las clases subalternas.
La distribución del ingreso es parte de la batalla en estas horas. Claro que la quita y disminución de retenciones jugó a favor de la rentabilidad de un núcleo pequeño de la cúpula, generando réplicas para arrancar compensaciones hacia los ingresos populares.
Con la devaluación de enero del 2014, la inflación anual terminó en torno al 38%. La anualización de los datos actuales, de fin de año 2015, remite a un probable 33 a 35% para el 2016, que puede escalar a mayores niveles en la desesperada búsqueda de rentabilidad amparada por un gobierno de los grandes empresarios.
Por lo pronto, el INDEC no nos dará informaciones, aunque señalan que durante el año tendremos novedades. Lo que queda claro es que sobre la base del aumento de precios no medido en la coyuntura por el INDEC, operará la propuesta política de un pacto social entre empresarios y trabajadores, mediado por el Gobierno.
No hay duda que las medidas monetarias financieras asumidas y las correcciones fiscales vía reducción de retenciones y subsidios tarifarios, definen una redistribución regresiva de recursos económicos desde la mayoría de la sociedad al sector más concentrado del capital.
Liberalización como proyecto
En el medio plazo se propone la vuelta a la liberalización, buscando inserción en la Alianza del Pacífico y toda forma de privilegio al libre comercio y promoción de la seguridad jurídica de las inversiones externas.
Por eso no sorprenden las aceleradas negociaciones en EEUU para saldar el conflicto con buitres y justicia neoyorkina, favoreciendo el retorno a los mercados mundiales de préstamos.
Claro que en un momento no favorable para países como la Argentina, ya que la política monetaria y financiera de EEUU, con la suba de la tasa de interés, disputa el destino del capital mundial.
No alcanza con buena letra política, especialmente en momentos de crisis de la economía mundial, con apreciación del dólar contra las demás monedas y por ende, coincidiendo en la baja del precio de las commodities, especialmente de la soja.
Argentina y la región solo interesan al capital mundial en tanto fuente de rentabilidad.
Los capitales hegemónicos y los principales ámbitos de decisión mundial, como los gobiernos de los principales países capitalistas y los organismos internacionales, pueden apreciar el sentido político de las definiciones gubernamentales de la Argentina, lo que no significa viabilizar condiciones económicas para la superación de los actuales problemas.
El proyecto liberalizador habilita la posibilidad para negocios del poder económico y augura fuertes restricciones a la satisfacción de amplias necesidades de una parte mayoritaria de la sociedad argentina.
En el horizonte mediato figura el mayor endeudamiento público y privado; la consolidación de una orientación hacia el monocultivo sojero y el extractivismo mega minero y petrolero (fracking), que solo será posible si se conceden beneficios especiales a las inversiones externas necesarias para su materialización.
La baja mundial del precio del petróleo induce el ajuste de las petroleras en sus proyecciones sobre hidrocarburos no convencionales, poniendo en duda la viabilidad de los proyectos locales.
Solo con concesiones gigantescas podrán llegar inversiones y préstamos a la Argentina.
De este modo, el consenso político para el cambio de gobierno puede desgastarse ante la ausencia de respuestas integrales en términos de calidad de vida de la mayoría de la población.
Otro horizonte para la producción y el consumo
Las viejas penurias se potenciarán con las nuevas, lo que impone discutir la posibilidad de otro horizonte para la economía, la producción, el consumo y el desarrollo.
A cuarenta años del golpe genocida de 1976, el programa de máxima de las clases dominantes se abre camino, definiendo la ofensiva del gran capital sobre el trabajo, la naturaleza y la sociedad. El resultado es la miserabilización de la mayoría de la sociedad.
Variadas resistencias en estos años construyeron condiciones objetivas y subjetivas para enfrentar ese programa hegemónico. Es el camino para para pensar y reflexionar sobre las respuestas del amplio arco político, social y cultural que pretende organizar la producción y la sociedad de modos alternativos.
Es la aspiración que mueve nuestros propósitos en este comienzo del 2016. ¡Buen año!

Buenos Aires, 1 de enero de 2016