¡Qué país mi país! A horas de elecciones

“No confío en nadie” sostiene el hermano de Santiago Maldonado y se apunta principalmente hacia el Estado, aunque no solo.
Es un episodio grave la desaparición de personas, lo sabemos y combatimos. Una más en nuestra historia, agravada ahora por la circunstancia de la presencia de la Gendarmería en la represión del primero de agosto, que en sí mismo, la protesta y el acto represivo condensa varios problemas estructurales. Ellos van desde el genocidio indígena en varias “campañas al desierto” en el Siglo XIX a la desposesión de la tierra y apropiación a través del tiempo en grandes extensiones por capitales externos, en este caso Benetton.
Son variadas las consideraciones a realizar en este momento, aunque en primer lugar está la situación humana y las circunstancias, que incluyen los silencios y manipulaciones informativas desde el poder del Estado.
Algunos se interrogan si esto impacta en el acto electoral del 22/10 y yo digo qué país mi país, que se interroga al respecto, cuando los derechos humanos son constitutivos de la subjetividad popular de estos años.
No sé cuántos votos mutaran de sentido el próximo domingo, pero sí que el caso Maldonado continuará en la movilización social y demanda de verdad.
Baste recordar la lucha en soledad por la nulidad de las leyes del perdón que empujó Floreal Gorini, como Diputado Nacional del Partido Comunista (1995/97), y que luego en un clima de amplia movilización social en 2003 fue posible aprobar. Eso explica los encarcelamientos y juicios actuales contra los represores.
Existe una gran incertidumbre en el presente, que tiene por trasfondo la perdida de identidades históricas de la política en la Argentina, entre ellas el peronismo y el radicalismo. Desde que hay voto universal, de hombres, solo radicales y peronistas ocuparon la presidencia.
Ahora Macri quiere inaugurar un nuevo tiempo. Escribí en su momento que kirchnerismo y macrismo son las novedades políticas del Siglo XXI y en este tiempo se juegan la continuidad con perspectivas de afirmarse en la disputa por la hegemonía en el plano de las instituciones.
En rigor, la política no solo son las instituciones, también cuenta la protesta y el conflicto social, por los derechos humanos, sociales, económicos, culturales y políticos, que cuando se expresan generan novedades y pueden disputar sentido.
Las elecciones pasaran y la lucha contra la impunidad y por los derechos continuará para habilitar nuevos procesos de horizonte esperanzador y por la emancipación social.

19/10/2017

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